8/8/12

Mal vamos

Hola
Uno de los inconvenientes que tiene el uso desconsiderado y abusivo del “poder” es la deslegitimación de la “autoridad” de quien lo ejerce.
Y eso es lo que, a mi modo de ver, les está pasando, a nuestro gobierno aquí; y a los poderes fácticos en todo el “mundo rico”
Ese probablemente sea el problema más grave, ya que, una vez perdidas la autoridad moral y la capacidad de convencer solo queda el ejercicio de la fuerza.
Pero otro de los inconvenientes, quizá conceptual y moralmente menos grave, pero mucho más enojoso y desestabilizador a efectos prácticos, es que, en ausencia de autoridad (legítima), diálogo y búsqueda de soluciones (reales y para los ciudadanos) y ante la necesidad material pura y dura, se produce la legitimación de comportamientos a todas luces indeseables.
Lo digo porque, aunque estoy convencido de que casi todos padecemos un temor reverencial por el respeto a la “propiedad privada”, pienso que seremos muchos los que, como yo, nos negaremos a condenar actuaciones como la que esta mañana han llevado a cabo determinadas personas surtiéndose “a las bravas” de 10 carros de alimentos “de primera necesidad” en un Mercadona.
Y mucho menos cuando, a lo que parece, han llevado directamente el condumio a un “comedor social”.

A mí no me gusta que las personas nos tomemos la justicia por nuestra mano, pero desde luego, puestos a elegir entre el derecho de las personas a alimentarse (o alimentar a sus hijos) y el “derecho de propiedad” de sobre unos alimentos que sólo se precisan para ganar dinero, creo que la cosa no tiene color.
Y considero responsable de la tropelía directamente al gobierno que viene asfixiando a los económicamente más débiles a base de reducir, día tras día, sus ingresos, sus expectativas de encontrar o conservar un puesto de trabajo y limitar (con perspectiva de suprimir) los servicios públicos que reequilibran mínimamente la desigualdad social en las cuestiones más imprescindibles (sanidad, educación y vivienda) que la propia Constitución reconoce como derechos básicos de las personas, “sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” (art. 14 de la Constitución Española).
Y todo para salvaguardar los intereses de individuos y entidades a quienes, en general, el dinero les sale por las orejas y ha sido ganado las más de las veces con el sudor de la frente de quienes menos tienen.
Lo dicho: mal vamos y me disgusta y preocupa el cariz que están tomando los acontecimientos.

Buenas noches

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