26/11/16

Fidel Castro





Discurso ante la ONU. Fidel Castró habló por primera vez en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York (EEUU), el 26 de septiembre de 1960.
En consecuencia, la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, proclama ante América” —y lo proclama aquí ante el mundo: El derecho de los campesinos a la tierra; el derecho del obrero al fruto de su trabajo; el derecho de los niños a la educación; el derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; el derecho de los jóvenes al trabajo; el derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; el derecho de los negros y los indios a la ‘dignidad plena del hombre’; el derecho de la mujer a la igualdad civil, social y política; el derecho del anciano a una vejez segura; el derecho de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor; el derecho de los Estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas, rescatando así las riquezas y recursos nacionales; el derecho de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; el derecho de las naciones a su plena soberanía, el derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas militares en escuelas, y armar a sus obreros” —porque en esto nosotros tenemos que ser armamentistas, en armar a nuestro pueblo para defendernos de los ataques imperialistas—, “campesinos, estudiantes, intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados, para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y sus destinos. Algunos querían conocer cuál era la línea del Gobierno Revolucionario de Cuba.  Pues bien, ¡esta es nuestra línea!”
 Este largo párrafo de uno de sus más tempranos discursos internacionales es la razón por la que siempre me he sentido afín a la política que, a trancas y barrancas y con más pena que gloria, han venido intentando (que no siempre, ni en todo, consiguiendo) aplicar los sucesivos gobiernos cubanos que, en esencia, han sido siempre los gobiernos personales de Fidel Castro.    
Ello no quita para que no deje de reconocer las taras y las miserias (materiales y morales) que han acompañado su ejercicio.
Pero, pese a ellas, y siendo consciente de que yo vivo en un mundo, material e intelectualmente mucho más confortable, siempre he pensado (y sigo pensando) que Cuba ha sido hasta hoy un ejemplo de cómo mantener la independencia y la dignidad en medio de la escasez material pese al acoso inmisericorde del capitalismo depredador que se ha adueñado del poder mundial.
Y, aun reconociendo la relativa falta de libertad de expresión y opinión que existe en ese país, pienso que ésta no es mayor que la que se da en los países de su entorno inmediato y otros muchos países del mundo (Arabia Saudí, por ejemplo) en los que, bajo la apariencia de una democracia formal, los derechos humanos son vulnerados, tanto o más, que en Cuba.
Y por esa razón creo que, desde el punto de vista moral, ese hombre y ese país se sitúan por encima de nuestras felices (cada día menos) y “respetables” (menos aún, cada día que pasa) democracias liberales en las que nuestro confort, nuestras libertades y nuestro progreso, se sustentan en la miseria, la falta de libertad y el retroceso (o impedimento del progreso) del resto de la humanidad.
Evidentemente habría mucho que hablar y todo es matizable o cuestionable, pero lo cierto es que la desazón que últimamente inquieta a los ciudadanos (no a los poderosos) de los países de nuestro entorno próximo es precisamente el comprobar cómo, cada día que pasa, vemos degradarse casi todos esos derechos que enumeraba Fidel Castro en 1960 sacrificados en el altar de la “Economía” puesta al servicio del “dios Mercado” (Y ello pese a que nosotros no tenemos reparo en explotar a los países más débiles, y sobreexplotar los recursos del planeta que habitamos).




 Obviamente se trata de una reflexión meramente personal, escrita en descargo del difunto expresidente de Cuba.
Saludos.

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