Supongo que
a más de uno, o más bien a casi todos los que no prestan excesiva atención a la
vida política más allá de la información de televisiones y periódicos, le
ocurrirá lo que a mí, que no supe quién era Marcos Ana hasta que unos amigos
que lo conocían me contaron su historia y me regalaron un libro suyo en el que,
entremezclando prosa y poesía, venía a contar su vida y sus convicciones.
En esas
fechas tuve ocasión de estrechar su mano e intercambiar media docena de frases
con él porque coincidíamos a veces e la hora de comer en la misma casa de
comidas de la calle Narváez en la que él, invariablemente, por lo visto, comía a
diario y solía saludar a mis amigos.
Cuento esto
para dar fe del escaso, por no decir nulo, conocimiento popular que tuvo este
buen hombre que terminé apreciando como un héroe anónimo y constante (supongo
que hasta ayer mismo cuando murió a los 96 años) cuyo mayor mérito no fue el
doblegar a nadie sino el no dejarse doblegar por unas circunstancias personales
que le robaron 23 años de su existencia.
Para quien
quiera, aunque sea a toro pasado, saber algo más de su persona, dejo este
enlace a una reseña de Natalia Junquera en
El País que resume bastante bien lo esencial de su vida.
Tengo
curiosidad por saber cómo nos contará Pedro Almodóvar el episodio del primer “revolcón”
de su existencia al salir de la cárcel con 41 años cuando ruede la película del libro cuyos derechos compró.
Dejo también
unos versos que, aunque soy poco aficionado a la poesía, me supieron bien y me
animaron a leer otros suyos.
Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros.
Habladme del mar. Habladme
del olor ancho del campo.
De las estrellas. Del aire.
Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llaves
como la choza de un pobre.
Decidme cómo es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del amor: no lo recuerdo.
(¿Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión bajo la luna?
¿O sólo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mis losas?)
22 años. Ya olvido
la dimensión de las cosas,
su color, su aroma…
Escribo a tientas: "El
mar", "El campo…
Digo "Bosque" y he
perdido
la geometría del árbol.
Hablo por hablar de asuntos
que los años me borraron.
… … … … … … …
(No puedo seguir: escucho
los pasos del funcionario).
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario