13/1/14

Una reflexión muy atinada (y muy oportuna)


Una vez más el jovencísimo diputado por Málaga D. Alberto Garzón Espinosa (29 años)  hace coincidir la solidez de su análisis con la oportunidad del momento elegido para hacerlo público.
Por un lado, muy atinadamente, bautiza el actual proceso de saqueo y destrucción del Estado como una nueva “Restauración Borbónica” y sintetiza y justifica sobradamente dicha afirmación.
Además, al margen de colocarle una bonita etiqueta al asunto, lo liga con la embestida internacional sobre el estado de bienestar (yo prefiero llamarle estado de derecho) que se desató desde finales de los años 70 y que en estos momentos está llegando a sus penúltimas consecuencias.

Y, finalmente, reflexiona sobre la importancia de denunciar esta maniobra e intentar ponerle alguna cortapisa aprovechando una de las primeras ocasiones que se nos presentan a la vista; Que son las elecciones europeas.
Aunque el artículo no es especialmente breve, recomiendo su lectura íntegra, porque (a mi juicio) viene a desmontar dos falsos argumentos que, en unos casos por frivolidad y en otros por puro cálculo interesado, vienen publicitando muchas personas. Que son:
¡Ojo con abandonar a los partidos serios! (se refieren fundamentalmente al PSOE)
"Todos sabemos que estas elecciones no sirven para nada" (ergo, no vale la pena ir a votar, o da lo mismo a quien se vote) 
Estos mensajes se están publicitando tanto desde los ámbitos de la socialdemocracia (que se hace llamar socialismo) como, también, desde una izquierda bastante más real, pero también bastante más irreflexiva, que -con tal de demostrar que no se casa con nadie- está dispuesta a renegar de sí misma. E incluso a darse un tiro en su propio pie.
Ahí queda el texto.
Y aclaro que, en mi opinión, el único “deber” de la izquierda (y de todo hijo de vecino) es el de informarse, formarse una opinión y ser fiel a ella (sea la que sea).
Pero limitarse a corear tópicos del tipo "voto útil" o “estas elecciones ya sabemos que no sirven para nada” sin previamente haberse molestado en averiguarlo y meditarlo es, a mi juicio, faltar a ese “deber”.
Saludos.

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