16/8/12

Fuego amigo (por la derecha)

No es que me alegre especialmente.
Al fin y al cabo la miseria moral, es miseria. Y por tanto no es deseable, ni traerá otra cosa que más miseria.
Aunque en este caso perjudique especialmente a quienes, considero, me vienen perjudicando a mí desde hace mucho tiempo.
Resulta que este peculiar personaje, inventor de la “ingeniería financiera”, agente comercial de los fabricantes de brillantina (gomina), hábil trilero capaz de hacer un agujero de cuatrocientos cincuenta mil millones de pesetas (en 1980 no existían los Euros), pionero del “pelotazo” (cincuenta y ocho mil millones en un abrir y cerrar de ojos), ídolo de los estudiantes de las “escuelas de negocios”, referente moral de la derecha neoliberal, inquilino forzoso de la Dirección General de Prisiones y, hoy, tertuliano redivivo en los cerros de la ultraderecha (no porque él lo sea, sino porque es a los que más barato puede comprar la publicidad), ha decidido “volver a la política”.
Evidentemente el hombre debe ser el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.
Aún recuerdo como D. Alfonso Guerra y D. Txiki Benegas se lo llevaron por delante cuando,  jugando a lo mismo que hoy, intentaba controlar el diario "El Independiente", en vísperas de la primera guerra de Irak (Bush padre) y como, con gran satisfacción de la patronal bancaria, lo acorralaron hasta verle hospedado en un famoso hotel llamado Alcalá-Meco.
Ni me gustó el personaje en su momento, ni tampoco me gusta ahora.
Su único mérito, para mí, es el de haber sido un precursor de todas las malas artes del mundo empresarial y financiero cuyas delicias hoy, a nuestro pesar, degustamos.
Afortunadamente, si no me equivoco, su vuelo será más corto que el de un gallo, aunque quizá tenga la virtud de poner patas arriba, el hasta hoy medianamente ordenado, pero algo alborotado, gallinero de “las derechas”.
Derechas que, gracias a esa disciplina innata que practican (no votan; fichan) y a la inestimable ayuda del PSOE que, con tal de no tener ninguna sombra a su izquierda, ha impedido la modificación de la Ley Electoral, hoy campan a sus anchas por la piel de toro.
Con un poco de suerte el Partido Popular, como ya le ha ocurrido con Francisco Álvarez Cascos, puede terminar siendo víctima del fuego amigo.
Y de eso es de lo que se duele D. Federico Quevedo (a la sazón, turiferario mayor de D. Mariano Rajoy)
¡Cuánta razón tiene! (aunque utilice argumentos sesgados)
Pero de todos modos: la Miseria, es Miseria.
Y no cabe alegrarse de ella.  
Saludos.

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