16/8/12

Dinamitar el derecho internacional

Eso es lo que pretenden.
Y lo que, tal vez, van a hacer.
Me refiero al anunciado asalto de la embajada de Ecuador en Londres.
Pudiera ser que “tan sólo” se trate de una intimidación previa a la decisión que hoy pueda tomar el gobierno ecuatoriano, con el fin de torcer su voluntad y disuadirle de desairar al gran padrino estadounidense.
Pero, aun así, aunque no pensaran llevar a cabo el asalto, el mero hecho de anunciarlo no deja de ser una aberración jurídica, un mal ejemplo y un desafuero (nunca mejor dicho).
Desde que Bush decidiera llevar adelante la invasión de Irak en contra de los acuerdos de la ONU venimos asistiendo a un proceso, cada vez más impúdico y letal, de unilateralismo por parte de los poderosos que actúan al margen de las leyes y los tratados internacionales para sacar adelante sus propios intereses.
Y así, desde esa fecha, EEUU, el FMI, el G-8, el G-20, la Troika, la OMC y demás siniestros organismos internacionales, están cayendo como plaga de langostas sobre los sistemas democráticos, los gobiernos (del color que sean) y los ciudadanos del mundo, cada vez que la realidad, el sentido común, o las leyes, no se acomodan a sus intereses.

Todo ello en detrimento de la justicia y el orden internacional que, sin ser una maravilla, ni un modelo de comportamiento ejemplar, eran, al fin y al cabo, lo único con lo que, de momento, podíamos contar.
Mucho me temo, además, que la amenaza va en serio y Londres esté decidido (por orden de Washington) a sacar de los pelos a Julián Assange de la embajada para facilitar la pantomima de un proceso legal cuya legalidad, se mire por donde se mire, brilla por su ausencia.
Si algo puede parar los pies a esta tropelía es la firmeza y la unidad de todos los países medianamente  “decentes” o, al menos, medianamente lúcidos, anunciado algún tipo de sanción política conjunta contra el gobierno de Inglaterra.
Y, también, la reacción de la propia ciudadanía; la inglesa en primer lugar, y la de los demás países a continuación, que le hagan llegar al gobierno del Sr. Cameron el convencimiento de que el precio a pagar será alto.
Confiemos en que el “ASALTO” (a la embajada, al derecho internacional y a la Justicia) finalmente no se perpetre.
Y, si no es así, ideemos un modo de pasarle factura a los responsables.
A título anecdótico, y espero que nadie se “escojone” de la risa, diré que jamás he repostado combustible en ninguna estación de servicio de TEXACO desde que supe que ayudaron a financiar el golpe de estado de Chile.
Ni, posteriormente, en ninguna de SHELL tras la instigación del asesinato en 1995 de 9 activistas que protestaban (pacíficamente) contra los métodos de la compañía en su país.
Supongo que, a la vista de la buena marcha de sus negocios, no habrán echado en falta mis compras.
Pero, al menos, me queda la satisfacción de saber que no contribuyo e engordar sus cuentas.
Me veo sin pisar Inglaterra en una buena temporada.    
Saludos.

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