Imagen de la cabecera de la manifestación
del 29 de Octubre de 2016 en Neptuno (Fotografía Jairo Vargas)
En primer lugar y en descargo de mi (mala) conciencia,
aclaro que finalmente no acudí a la manifestación del pasado sábado a la que
tanto juré (perjuré, más bien) asistir y tanto insistí a mis amigos y allegados
para que asistieran.
Dicho esto, quiero agradecéselo a todos los asistentes -que por
lo que he podido apreciar fueron muchos más de los que quieren hacernos creer (aunque
muchos menos de los que tendríamos que haber asistido)- porque he podido
comprobar que me representaron muy dignamente y expresaron con total precisión
y claridad las razones que nos llevaron a muchos a convocar a la gente a salir a
la calle para dejar constancia de nuestra censura moral por el indigno
espectáculo que ofrecieron una parte importante de los Sres. Diputados del
Congreso.
Especialmente casi todos los del mal llamado Partido
Socialista Obrero Español; Pero también los de Ciudadanos, Foro Asturias, Unión
del Pueblo Navarro y Coalición Canaria.
De los del Partido Popular nada digo porque, para mí, están
permantemente desautorizados en el plano moral por su “convivencia” dentro de
un partido que, no solo permite prácticas corruptas en su seno y a su beneficio
(casi todos, de un modo u otro, lo hacen), sino que, una vez descubiertas dichas
prácticas no solo no las censuran o erradican, sino que se jactan de ello y
protegen a todos sus corruptos y cómplices.
Comprendo que la convocatoria no estuvo todo lo bien
organizada que debiera, y que podría haberse insistido aún más en que no se
trataba de "rodear el Congreso", ni de cuestionar la “legalidad” de la investidura
que se perpetró en su interior a las ocho de la tarde.
Pero ello no desmerece la importancia del gesto moral de
muchos ciudadanos que salieron a la calle para dejar constancia de que dicha
investidura no la hacían en su nombre por muy representantes electos que fueran
todos los participantes y muy escrupulosos que fueran en el cumplimiento de los
reglamentos.
El problema es que, con independencia de lo que nos gusten o
digusten las políticas del Partido Popular, esa tarde se terminó designando
como Presidente de este país a un sujeto que es un presunto delincuente, que se
apoya en un partido que también es presunto delincuente, apoyado a su vez por
delincuentes (presuntos y confesos).
Y eso, por mucho que nos quieran convencer, será “legal” y
(formalmente) “democrático” pero es una indecencia moral y un serio golpe a la
credibilidad del sistema político.
En estos momentos estamos en vísperas de un posible cambio de
rumbo.
Veremos a ver hasta qué punto somos capaces de mantener la
dignidad y evitar las miserias del narcisismo, el cálculo predatorio, la
megalomanía, la falta de generosidad y la mediocridad personal de la que nuestra "izquierda" anda tan sobrada.
No soy demasiado optimista al respecto; Pero los asistentes a
la manifestación del pasado sábado, me permiten albergar la esperanza de que,
pese a gentes como yo (que mucho ladran y luego se escaquean), seremos capaces
de ir cambiando el decorado y, quizá, el guion de esta triste historia.
Gracias a todos los que asistieron.
Saludos.
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