En
esta ocasión la niebla a la que me refiero no está producida por una única
máquina, ni tampoco tiene un objetivo fácilmente identificable.
Se
trata más bien de una neblina que se nutre de nuestra propia ignorancia y falta
de reflexión política, que nos lleva a creer que “pensamos” cuando lo único que
estamos haciendo es “replicar” los mantras que una serie de poderes bien
organizados y eficazmente disfrazados de “intelectuales”, “padres de la patria”,
“gente sensata” o “periodistas imparciales,” van sembrando por los distintos
espacios de comunicación para que, a base de repetirlos, terminemos creyendo
que somos nosotros quienes los hemos elaborado.
De
este modo la trampa no consiste en fabricar un “señuelo” de humo para que
fijemos en él nuestra atención y no miremos “a donde no debemos”, sino que se
trata de ir esparciendo una sutil neblina que desdibuje los contornos de la realidad
hasta el punto de que, desorientados, tengamos que guiarnos por las “voces”.
No
sé si me he explicado bien; Pero quien se tome la molestia de leerse este (a mi
juicio) excelente artículo de Jesús Maraña muy posiblemente averiguará a qué me
refiero.
Y,
aunque ni me pagan, ni tengo interés comercial alguno en ello, añado que me
resulta sorprendente que este digno y razonablemente objetivo periódico digital
no tenga un seguimiento mucho mayor. Porque desde mi personal punto de vista lo
merece y es una pena que la modestia de sus recursos les impida abarcar más
campos informativos.
La
suscripción anual (como a casi todos los medios digitales) cuesta bastante menos
que unas pocas cajetillas de tabaco, o unas cuantas cañas.
Y
aunque lo cierto es que también podemos leerlo “gratis”, a estas alturas ya
debiéramos saber que “la gratuidad” siempre tiene un precio oculto.
Disculpen
ustedes.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario