Pareciera
como si el curso de los acontecimientos estuviera empezando a acelerarse en
este último mes.
Y
los diletantes como un servidor empezamos a no tener ojos (ni tiempo) para dedicar
a todos los asuntos que nos llaman la atención y sobre los que, a nuestra vez, queremos
llamar la atención de nuestros resignados amigos y conocidos.
Por
ese motivo intentaré (para gran alivio de mis escasos lectores) abreviar los
exordios y limitarme a señalar con el dedo los temas que se me antojan más
sugerentes.
En
esa línea me limito a recomendar este artículo de Nazanín Armanian que viene a
sacarnos de nuestra ignorancia (al menos la mía) sobre las razones, el contexto
y el significado del pulso que una parte de la sociedad civil de Estambul le
está echando al (para mí) inclasificable primer ministro turco Tayip (Tayyeb)
Erdogán con consecuencias (a mi juicio) bastante más serias de lo que parece
para sus territorios vecinos y para nosotros mismos.
El
artículo es aceptablemente poco extenso y, como suele ocurrir con Nazanín
Armanian, muy didáctico para los que desconocemos los entresijos de esos países.
Mucho
me temo que, a causa de estos “disturbios”, empezamos a tener demasiadas
papeletas como para evitar que con caigan los juegos olímpicos de 2020.
“Regalo”
que casi todas las personas que conozco están deseando y al que yo, al igual
que me ocurre con Eurovegas, renunciaría gustosamente.
Pero
probablemente Madrid, con su buen clima y la alta cualificación de sus
camareros, y demás trabajadores del sector de la hostelería (un par de carreras
y tres idiomas el que menos) será posiblemente mucho más atractiva que los
alrededores de la Plaza Taksim, o la relativa proximidad de los restos aún
humeantes de la central de Fukushima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario