Hasta
ayer mismo no encontré ocasión (ni datos) para dar por concluidas la elecciones
italianas del pasado mes de febrero.
Tras
conocer, aunque sea someramente, los resultados de las elecciones municipales
me hago a la idea de que “la nave” del gobierno italiano va directa a “ninguna
parte”.
De
momento sin grandes zozobras, dado que los vientos están momentáneamente calmados.
Pero
también sin capacidad para emprender ninguna travesía digna de ese nombre ya
que la “tripulación” es “de conveniencia” y, con muy buen criterio, D. Enrico
Letta se limitará a mantenerse al pairo del acontecer europeo y se abstendrá de
izar ninguna vela hasta el momento en que considere que el inevitable naufragio
le coge en aguas favorables.
Lo
que desde ayer parece acreditado es que el mesianismo (o más bien la necedad)
de D. Guiseppe Grillo no ha sido excesivamente apreciado por sus votantes y,
probablemente (y lamentablemente) ha perdido una buena ocasión de meter una
cuña regeneracionista en el “palazzo de Montecitorio” (parlamento) y, sobre
todo, en la “imaginativa” y “desenfadada” clase política italiana.
¡Lástima!.
Por
otra parte, el Partido Democrático, es decir “la medio-izquierda”, parece haber
salido relativamente bien librada de la bajada de pantalones que escenificó al
estrechar la mano del Sr. Berlusconi con el pretexto de la gobernabilidad y el
sentido de estado.
Quizá,
si a partir de ahora demuestra una cierta coherencia y firmeza con su propio
discurso, esté en mejores condiciones de concurrir a las próximas elecciones.
Elecciones
que lo mismo se demoran algún tiempo, si “Europa” huele la posibilidad de salir
“perdiéndolas” que se convocan mañana mismo si se produce un estornudo de
cualquier país o institución (Japón, China y EEUU incluidos), o el actual
gobierno intenta hacer algo distinto de mover el balón sin tirar a meta (a ninguna
meta).
En
lo que mi concierne, hoy, 106 días después
del 25 de febrero, doy por concluidas las elecciones italianas con un notable
desprestigio del Sr Berlusconi (y allegados) una lamentable e injustificable “autoderrota”
del movimiento 5 Estrellas, un Sr. Monti presto a recoger los “cascotes” que se desprendan de ambas formaciones y un
centro-izquierda (más centro que izquierda) que, pese a su falta de coraje, aún
está en condiciones de salvar la cara (y los votos).
Panorama
triste donde los haya.
Y
una nueva ocasión perdida de unir la voz de varios países cuyos ciudadanos
estamos hasta la tonsura de nuestros malos gobernantes y del saqueo del mundo financiero
y gran-empresarial.
¡Manda
huevos!, que diría D. Federico (Trillo Figueroa)
Saludos.
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