A
lo que se ve, a algún partido político le ha dado un ataque agudo de “democratitis”
y va por ahí aconsejando al 15-M y otros movimientos antisistema (anti este obsceno
e injusto sistema) que se transformen en partido político y se presenten a las
elecciones:
("si quieren representar a la sociedad
deberían entrar en el juego de la representación", ya que el sistema
político español da cabida en las instituciones a las opciones minoritarias)
No
vale la pena extenderse sobre la “cabida” que dan las instituciones a las
opciones minoritarias (nacionalismos aparte); Pero quizá resulte útil poner el
acento en el “hilo” que arrastran las “puntadas” de semejante invitación.
Para
empezar, y a modo de “excusatio non petita”, debo aclarar que, de momento,
tengo a gala no haber practicado jamás el llamado “voto útil”
Es
más, a la vista de los hechos, pienso que si en alguna ocasión (y muchas hubo) lo
hubiera hecho estaría todavía a estas horas lamentándolo.
Dicho
esto: Y con independencia de que cada uno de nosotros tiene la obligación moral
de “elegir” según su propio criterio y no según “lo que mejor convenga” o, peor
aún “el mal menor”, me permito afirmar que dicha invitación a participar en el
juego electoral es simplemente una manera (inteligente) de intentar dividir
fuerzas en “la Izquierda”.
Política
se hace desde muchos ámbitos y organizaciones. Y a estas alturas hay muchas y
muy variadas.
Y,
además, algunas de ellas, por su juventud, o por su coherencia histórica, no
están lastradas por los vicios que inevitablemente generan el contacto con “el
poder” o la necesidad de “competir” (electoral, social o mediáticamente).
Al
PP, y también al PSOE, les haría mucha ilusión que surgieran uno o dos nuevos
partidos por la izquierda que ayudaran a fragmentar (más aún) el voto dentro de
esa jaula de grillos que somos “los progres” que nos la agarramos con papel de
fumar (y hacemos bien) a la hora de criticar a “los nuestros” mientras otros nos
levantan el santo y la limosna.
De
momento las próximas elecciones que tenemos a la vista (si el PP no descarrila,
cosa que bien podría ocurrir) son las Europeas del mes de junio de 2014.
Esas
elecciones, que en general minusvaloramos, tienen, en mi opinión, un valor
tremendo y suponen (por sus reglas electorales) una clara oportunidad de
torcerles el brazo a los eurócratas, a
sus capataces y a sus amos (el sistema financiero y las grandes empresas).
Pienso
dedicarle más adelante algún esfuerzo a intentar predicar sobre el particular y
a informar sobre cómo funcionan dichas elecciones y el propio parlamento.
Pero
mientras me voy enterando de ello (porque yo tampoco sé demasiado) me gustaría
lanzar una llamada de atención sobre lo que yo pienso que son las verdaderas
intenciones de los consejos de la Sra. Cospedal y sus correligionarios.
Saludos.
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