Personalmente
pienso que no, pero a lo que parece nuestros gobiernos (actuales y anteriores)
debían opinar lo contrario.
Leo ayer en El Plural que el Estado paga aproximadamente 5.000.000 € (832 millones
de pesetas) en sueldos para “capellanes hospitalarios”.
Así,
a bulto, la cifra pudiera parecer modesta; Pero si tenemos en cuenta que, hace
unos días se dejó morir a un ciudadano (de 28 años) en Baleares por no tener
dinero para pagarle (el sistema público) una simple radiografía, la cosa cobra
un aspecto algo más sombrío.
Aunque
mis casi 11 años en un colegio “de curas” (realmente eran frailes) me abrieron
los ojos y me vacunaron contra las religiones, he sido siempre muy respetuoso
con las creencias ajenas y, cuando la ocasión lo requiere, acudo a los oficios
religiosos (habitualmente católicos) a los que me convocan mis amigos y, más
frecuentemente cada vez en los últimos tiempos, sus “supérstites” (“que
sobreviven”).
Lo
hago como muestra de aprecio y respeto a sus personas y familias y les acompaño en las
(afortunadamente) cada vez más breves misas de celebración (bodas) de difuntos
(funerales) y rituales de despedida (responsos).
Dicho
esto, añado que me parece saludable el que un enfermo, si siente esa necesidad,
reciba asistencia del clérigo de su propia religión, sea este un sacerdote, un imam,
un rabino, o el hechicero de su tribu.
Y
el estado no debe poner cortapisas a dicha asistencia; Tanto porque es un
derecho individual de cada ciudadano, como porque, además, la mejora del estado
anímico del paciente influye favorablemente en la evolución de sus males o, al
menos, mejora su calidad de vida hospitalaria.
Hasta
ahí, supongo que todos estamos de acuerdo.
De
ahí en adelante, y con todos mis respetos, manifiesto mi desacuerdo en que, el
Estado que me representa y los poderes que lo administran, utilicen el dinero
de mis impuestos (aunque sea una mínima cuantía) en sostener los rituales y
servicios de los socios de ningún club privado, sea este la religión católica,
o “el real Madrid”.
Y
con mucha más razón cuando la escasez presupuestaria supuestamente “impide” la
prestación de los servicios sanitarios más básicos.
Que,
por favor, tomen nota la Señora Mato y el Sr. Fernández-Lasquetty: Empleen el dinero
de mis impuestos en radiografías, no en misas.
Saludos.
1 comentario:
Casi siempre estoy muy de acuerdo contigo. En este post todavía más de acuerdo.
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