El
título se lo dedico a mi amigo Alejandro de quien tantas cosas he aprendido y
que tantas sonrisas me ha regalado.
Además
es que viene como anillo al dedo al propósito de este “chivatazo”.
Y
lo llamo chivatazo porque doy por sentado que a muchos, de los pocos (más bien
escasos) que esto lean, les habrá pasado inadvertida columna de hoy de Aníbal
Malvar.
Efectivamente
el texto, además de divertido y relajante (del cabreo moral) es bastante
didáctico en lo tocante al aprendizaje de la “lectura entre líneas”; arte sin el
cual, en los tiempos que corren, los ciudadanos (como podemos comprobar a diario)
corren el riesgo de “tomar el rábano por las hojas” y sacar conclusiones
equivocadas del diario acontecer.
Este
es un ejemplo clarito y para principiantes, pero recomendable incluso a los que
ya están de vuelta (o los que creemos estarlo).
También
para quien esta propuesta le haya gustado (o sabido a poco) y dentro del mismo
cursillo de “lectura entre líneas” (y “las apariencias engañan”) sugiero otra
información de un nivel algo más complejo que hace referencia a la desgraciada “victoria
judicial” de la infanta Cristina de Borbón a la que los jueces de la Audiencia Nacional (¿con su mejor
intención?) han puesto en el punto de mira de una
serie de graves delitos mientras aparentaban librarla de una imputación (quizá)
no tan grave.
Advierto
que para enterarse bien conviene leerse (aunque no sea íntegro) el texto de la
sentencia y, sobre todo las páginas 43 a 47, (con especial detenimiento en la
45) en las que queda sobradamente acreditado el dicho de que “con amigos como éstos no necesita
uno enemigos”
¡Que
aproveche!.
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