¡Aleluya!:
Los
“progres” (y quienes nos consideramos “de Izquierda”) ya tenemos un nuevo
motivo para encandilarnos de aquí al 20
de marzo.
Y mucho me temo que, también, muy probablemente, de volver a ciscarnos en la madre que parió a los “politiquillos”) cuando constatemos que el Front de Gauche (Jean Luc Mélenchon) y el PSF (Benoît Hamon) han sido incapaces de presentar una candidatura conjunta para las Elecciones Presidenciales francesas del 23 de abril de 2017.
Y mucho me temo que, también, muy probablemente, de volver a ciscarnos en la madre que parió a los “politiquillos”) cuando constatemos que el Front de Gauche (Jean Luc Mélenchon) y el PSF (Benoît Hamon) han sido incapaces de presentar una candidatura conjunta para las Elecciones Presidenciales francesas del 23 de abril de 2017.
Si los Sres. Hamon y Mélenchon y las cohortes de consejeros y
turiferarios que les acompañan tienen algo de sentido común y un mínimo de
grandeza moral (y visión política) llegarían a una conclusión tan sencilla como
suponer que, si se ponen de acuerdo para presentar una candidatura conjunta, es
muy probable que -pese a las "deserciones" de los más
"puretas", y los más apegados al sillón (o al pesebre partidario)- pueden estar en condiciones de (contando con la ilusión que muy probablemente
despertarían entre los muchos demócratas desilusionados) quedar en segundo
lugar para poder pasar a la segunda vuelta y disputar la Presidencia, "a
cara de perro" y con políticas verdaderamente "socialdemócratas",
a cualquiera de las derechas que representan
Le Pen (27%), Fillon (25%) y Macron (18%).
Y,
yendo un paso más adelante en mi fantasía, entiendo que el necio de D.
Francoise Hollande y su partido se han ganado a pulso la obligación de que el
PSF tenga que ceder el protagonismo al Sr. Mélenchon dejando que sea éste quien
encabece la candidatura, aceptando hoy la penitencia de tener que ir de
“segundón” hasta que, con su futura actuación política, pueda recuperar un mínimo
prestigio entre los ciudadanos de Izquierda (o meramente “progresistas”).
Si
después de las lecciones de Inglaterra (Corbyn) y EEUU (Sanders) aún no se han
enterado, es que, o son absolutamente imbéciles (en la acepción médica del
calificativo) o enormemente miserables. Y, además, en cualquiera de los dos
casos: “Cortos de luces”
Saludos.
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