Hace casi un par de meses (exactamente el día 7 de julio)
aventuré un prónostico que tenía mucho más de deseo personal que de
posibilidades reales de materializarse.
Hoy, tras escuchar esta mañana a mediodía los balbuceos de Dª
Soraya Saenz de Santamaría a la salida del Consejo de Ministros y esta tarde las
intervenciones en el Parlamento del Presidente en funciones y los portavoces de
todos los grupos políticos (las he escuchado en su integridad) y el último
exabrupto (contra “Ciudadanos) de D. Rafael Hernando seguidos de la negativa
del Congreso a investir a D. Mariano Rajoy, quiero creer que quizá exista
alguna posibilidad de que pueda termninar ocurriendo lo que hace un par de
meses parecía imposible.
Imposible por los enormes intereses económicos que se
ventilaban, por la asfixiante y tóxica niebla mediatica fabricada por los
grandes medios de comunicación (más bien de “persuasión, como afirma D. Vicenç
Navarro), por las turbias y poco edificantes maniobras de los dinosaurios del
PSOE y la discreta pero eficaz presión ejercida desde las distintas patronales
española y el BCE que, todos a una, se han conjurado para impedir el fracaso de
D. Mariano Rajoy y convencernos de que “no hay alternativa”.
Pues resulta que, a juicio de algunos, como quien esto
suscribe, parece que sí, que puede haber alternativa.
Y que esa alternativa, con no ser del gusto de todos, sería
un importante avance democrático.
Y que esa alternativa, en mi caso, sigue siendo la misma que
vengo proponiendo desde el mismo momento en que, tras las elecciones Europeas de
mayo de 2014, un partido “por el que nadie daba un duro” (Podemos), contra todo
pronóstico consiguió 5 escaños.
Ya entonces anticipándome casi un año a las elecciones
municipales abogué por la constitución de una especie de “frente popular”
(candidatura de confluencia lo denominé para evitar susceptibilidades) en el que, aceptando
un programa de mínimos de regeneración, persecución de la corrupción, paralización
del saqueo de bienes publicos y recortes de derechos sociales, pudieran
integrarse desde UPyD y Ciudadanos hasta los nacionalistas, renunciando cada uno
de ellos a sus objetivos máximos para hacer posible el desalojo del poder de un
partido tan impresentable como ya era (Hoy, aún más) el Partido Popular con sus
indecentes representantes.
Y posteriormente en vísperas del 20 de diciembre seguí recitando la misma “melopea”
Hoy, aunque soy consciente de la escasa audiencia (y
credibilidad) que tienen mis opiniones, vuelvo a insistir en mi deseo de que
olvidando las estupideces cometidas y los insultos y agravios intercambiados
por PSOE, Podemos y Ciudadanos, se pongan de acuerdo en facilitar una salida
digna y sensata al pantano parlamentario en el que actualmente chapotean, permitiendo gobernar
en minoría y en base a un prográma de mínimos a un D. Pedro Sánchez investido
con los votos favorables de Podemos y la abstención de Ciudadanos (que tanto
presume de “sentido de estado” y voluntad de “desbloquear España”) y los nacionalistas
que nada tienen que perder (porque actualmente nada pueden ganar) y podrían, tal
vez tranquilizar a muchos ciudadanos menos intransigentes que esa especie de “sota
de bastos”que es D. Xavier García Albiol.
Aquí lo dejo de momento y agradezco su gentileza a quien haya
tenido la paciencia de llegar hasta esta línea.
Saludos.
1 comentario:
Desde luego sería un avance democrático inimaginable, que partidos con ideas tan dispares consigan llegar a acuerdos. No es imposible, pero sí improbable. La verdad es que es algo muy necesario.
Ha sido una alegría encontrarse en la web con alguien verdaderamente demócrata, porque tristemente el 99% de la gente son dictadorzuelos impregnados con una soberbia y una superioridad moral repulsiva.
Saludos,
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