Resulta
lamentable burlarse del Presidente del Gobierno de tu propio país.
En
cierto modo podría asimilarse a “reírte de tu propio padre” (o padrastro, si no
le votaste).
Pero
D. Mariano Rajoy se lo tiene muy, pero que muy, merecido.
Y
por este motivo invito a quien esto lea a entrar en el enlace al “Punto de
fisión” de D. David Torres quien, con bastante mala leche, notable precisión y un
gozoso sentido del humor nos ofrece el informe clínico (patológico, más bien)
de una radiografía política publicada recientemente en varios medios
publicitarios (periódicos, les llamaban antaño).
Foto
en la que, tras la adustez de los rostros, si nos fijamos bien, podemos intuir el
sobrio afecto que los amos del cortijo le dispensan a su capataz, representados
por un banquero a quien los millones que maneja y los años transcurridos no han
logrado disimularle ese aire de ganadero de reses bravas que habitualmente nos
ofrece.
Y.
no digo más.
Saludos.
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