1/3/14

“Marchas de la dignidad”



No sé si a estas alturas quedan ciudadanos que (en conciencia) aún crean las palabras de nuestro actual presidente de gobierno.
Y desde luego, los que haya (que alguno habrá) debieran plantearse seriamente una revisión a fondo de su estado de salud mental.
Por supuesto habrá muchos (muchísimos) que, aun sabiendo que miente, estarán dispuestos a afirmar públicamente -y aparentando  gran convencimiento- que nuestro (moral y dialécticamente) indigente presidente, luce un maravilloso traje, comparable a aquel que supuestamente cubría las vergüenzas del “rey desnudo”.
Y dispuestos, también, a describirnos la magnificencia y esplendor de ese “Retablo de las maravillas” que, el gobierno en pleno, con su presidente al frente y la trompetería de los medios de comunicación, pinta cada día sobre los desconchados y agrietados muros de nuestros salarios, nuestros derechos, nuestras ilusiones y  nuestro futuro; Es decir, de nuestras vidas.
Allá cada cual con sus decisiones.
Sin embargo incluso los que somos tan torpes (o tan maliciosos) que no acertamos a ver tantas mejoras ni tan brillantes perspectivas, estamos colaborando a tan indigno “estado de cosas” con nuestra indiferencia, nuestra mansedumbre y nuestra pereza (moral, mental y física).

Por este motivo, una vez más (y ya he perdido la cuenta de cuántas) me disfrazo de “agitador profesional” (al servicio del oro de Moscú, o de dios sabe dónde) y me permito llamar la atención sobre la convocatoria que, bajo el nombre de “Marchas de la dignidad”, han realizado una serie de colectivos de distinto pelaje para intentar llenar la calle el próximo día 22 de marzo (sábado).
No me voy a extender en detallar quiénes son  y por qué convocan esta marcha; pero diré que sus razones coinciden, en general, con las mías.
Y que, aunque soy consciente de que ese sábado no conseguiremos cambiar el mundo, si somos muchos y lo tenemos claro, habremos mandado un nuevo mensaje de dignidad, de reproche y de aviso, a los depredadores que detentan el poder y, también a todos los compañeros de viaje que desde la “confortable oposición” andan enredándonos con sus promesas de hacer mañana lo que no hicieron ayer, mientras esperan que les toque “su turno”.
Esta convocatoria no es de ningún partido concreto, aunque todos los convocantes cojeen del pie de estar hasta las narices de mentiras, de extorsiones financieras, de pérdida de derechos y salarios, de rebajas de pensiones, de malversación del patrimonio público, de desfachatez de los poderosos y los corruptos, de la venalidad de algunos (demasiados) fiscales y jueces . . .

Y del saqueo sistemático y generalizado al que el gobierno se ha lanzado con el fin de arramblar con todo lo que se pueda del estado de derecho antes de que les quitemos esa mayoría absoluta en la que se amparan.
Quienes creamos que vale la pena salir a la calle el primer día de la primavera astronómica, para ver si podemos también ganarnos una primavera social, disponemos de tres semanas para, si de verdad queremos hacernos oír, reservar la mañana de ese sábado y acudir a hacer bulto y expresar nuestra pacífica, pero severa, reprobación a todos los indecentes que nos están fastidiando la existencia, o permitiendo que otros nos la fastidien.

La convocatoria viene “de largo”:
Pero sigue “viva”:
Y para los más curiosones (que todos lo somos en alguna medida) añado que el movimiento 22 de marzo, no es una cosa de hoy, sino que en su día fue el germen del Mayo del 68.
Episodio que a los más jóvenes se suena a algo parecido al “antiguo testamento” y a los que ya vamos siendo “algo menos jóvenes” nos pilló desprevenidos cuando intentábamos averiguar de qué color era, y a qué sabía, “la Libertad” (individual, la nuestra propia).
Ahí queda la nota “pseudo-erudita” (ventajas de internet)
Saludos.

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