A trancas y barrancas y con
más pena que gloria, hoy día 4 de julio de 2013, nuestro (a mi juicio)
impresentable Consejero de Sanidad (que cada día se parece físicamente más -en cutre- al Sr. Ruiz-Gallardón), ha terminado
de perpetrar su golpe de mano contra la Sanidad Pública Madrileña.
Dentro
de un par de meses, si los tribunales no lo remedian, los higadillos de muchos
madrileños quedaran al cuidado de los
siguientes “operadores”:
Una
gigantesca “mercería” que viene a ser algo así como “la Casa del Pueblo” (del
consumo español).
Una
filial de una empresa constructora (sospechosa de posible “mecenazgo” de un determinado
partido político).
Una
aseguradora sanitaria (cuyo negocio consiste en cobrar lo más que puede a sus
asegurados, gastando lo menos que pueda en ellos)
Una
empresa sanitaria con vínculos familiares con los directivos de la Consejería
(y un bien acreditado historial de mala administración -y quiebra- de
hospitales construidos con dinero público)
Y
finalmente, como nota pintoresca y cosmopolita (y posiblemente con padrinos en la
sombra), una agencia de turismo sanitario que reconoce que “de sanidad no
entienden, ni podrán aportar gran cosa”, pero que creen que podrán ganar dinero
y, en todo caso, esta aventurilla les servirá como cabeza de puente para otros “negocios”.
Un
servidor, a la vista del percal, va a empezar a tomarse muy en serio desde hoy las
cuestiones relativas a su propia salud (no fumar, no beber, no fornicar, no . .
., no . . ., no. . .) no vaya ser que
tenga la mala fortuna de caer en manos de semejantes “especialistas”.
Pero
-en justicia- tengo que reconocer que el Sr. Frenández-Lasquetty tiene razón en
una cosa “todo el proceso ha sido transparente”.
Tan
transparente que, hasta los más bobos e ingenuos, entre los que me incluyo (y
destaco) hemos sabido desde el primer momento que se estaban elaborando las
reglas de juego y marcando las cartas para perpetrar “legalmente” un saqueo y
transferir el dinero de los impuestos de los ciudadanos (junto con su derecho a
la salud) a los bolsillos de empresarios privados.
¡Vale!:
Parece
que la primera etapa ha terminado.
Y
el Sr. Fernández-Lasquetty (agarrado a la “moto” del Boletín Oficial de la
Comunidad y empujado por la mayoría absoluta del Partido Popular) ha llegado a
la meta que pretendía.
Lo
que ocurre es que “hasta el rabo, todo es toro” y en las últimas semanas no hay
día en que a la bien “engrasada” maquinaria privatizadora no le chirríen los
engranajes.
Y
no me refiero al descrédito popular (del pueblo y del PP) que ése ya lo
tienen asumido y mientras no haya elecciones a la vista no les importa; sino a
los engranajes judiciales que, con un poco de mala suerte, no sólo pueden
averiarles el “negocio” sino que, como finalmente va ocurriendo con algunos “prohombres”
del Partido, pueden terminar con algún personaje en el banquillo de los “imputados”
Por
eso es por lo que, aunque no voy a negar el “triunfo” –provisional- del Sr.
Fernández-Lasquetty (y allegados), yo también me apunto a la sensación “agriduclce”
que dicen "que dicen que tienen" “Médicos,
enfermeros, auxiliares, personal administrativo, cocineros....”
Es
más, como optimista vocacional e incorregible (que presumo ser), mi sensación
es plenamente “dulce”.
Dulce:
porque tengo perfectamente identificados a quienes me roban, y sé dónde anidan
(políticamente).
Dulce:
porque cuando se lo cuento a mi vecino, me entiende a la primera y compruebo
que, con independencia de su filiación política, “lo sabe” igual que yo.
Dulce:
porque la Sanidad es mucho más que unos buscavidas empresariales y la mayor
parte de sus profesionales son gente decente, competente y consciente de la responsabilidad
de sus respectivos oficios. Y van a seguir haciendo las cosas lo mejor que
sepan y puedan y a denunciar (cada vez más) las irregularidades a las que
pretendan obligarles con el cuento de la “optimización” de recursos.
Y
dulce, porque a estos pájaros que nos mal-gobiernan, están empezando a caérseles
los palos del “sombrajo” mediático-legal tras el cual se han venido escondiendo
para organizar esta verdadera “maquinación para alterar el precio de las cosas”
No
quiero extenderme más pero me gustaría que el Sr Fernández-Lasquetty” (y
allegados) fuera consciente de que, aunque tan solo fuera verdad la mitad de lo
que dice “Van
a seguir siendo públicos, con los mismos profesionales y servicios pero con un
coste inferior”, tendría que haber cesado hace mucho tiempo a los actuales “gestores”.
Esos
mismos que cobran seis o siete veces más que el resto de los trabajadores sanitarios
y a los que, como “premio” a su incompetencia, ha agasajado hace un par de
meses con unas confortables “bufandas” (sobresueldos) de hasta 33.000 Euros por
cabeza.
Cesarlos
a todos por incompetentes.
Y
dejarnos su propia dimisión en la mesa del parlamento, tras entregar las llaves
de coche oficial y apagar (para ahorrar, ahora sí) la luz de su despacho.
Saludos.
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