7/7/13

Acorralando a los delincuentes



Lamento tener que utilizar este duro calificativo; pero “delincuente” me parece quien, arbitrariamente, utiliza el poder que tiene, o el puesto que ocupa, para aligerar los gastos de un negocio privado cargándolos a la cuenta de las instituciones y servicios públicos.
Y digo acorralando porque, desde hace mucho tiempo (antes de esta última oleada de barbarie y rapiña económica) he venido pensando que una de las más sólidas líneas de defensa de la sociedad civil frente a los depredadores, es la exigencia firme del estricto cumplimiento de los contratos que tan gentilmente se adjudican a las “eficaces” empresas privadas y -sobre todo- la denuncia ante los tribunales de los incumplimientos o los comportamientos dolosos.
Y éste de derivar a los enfermos de sida desde el hospital de Valdemoro (eficazmente privado) a los hospitales públicos, es un caso patente de  “incumplimiento de contrato” por parte de sus gestores; de comportamiento inmoral por parte de todos los profesionales que avalen con sus decisiones, sus firmas (o su silencio) esas derivaciones; y un caso igualmente patente de corrupción, por parte de los funcionarios de la Consejería de Sanidad si no investigan a fondo y llevan a los tribunales a los responsables de estas actuaciones que lesionan el interés público que deben defender.
Eso por no hablar del derecho de los pacientes, a los que se manda a seguir su tratamiento al quinto coño (de su lugar de residencia), tan sólo para engordar los beneficios de la empresa, que  prospera a costa mermar la calidad de la atención de los pacientes (por los que cobra).
Y estoy esperando con muchas ganas que alguien saque a la luz pública ese escándalo que es el que, a muchas personas, les estén dando cita para realizarse pruebas diagnósticas en el Hospital de Capio (seguirle llamado Fundación Jiménez Díaz, me parece un insulto a la memoria de su fundador) incluso a las  12:00 de la noche, mientras en los hospitales públicos, los equipos se oxidan, los reactivos se arrancian y a los médicos  y profesionales se les reduce la dedicación (y el sueldo) o se les rescinde el contrato (eventual).
Eso es un escándalo mayúsculo que hay que empezar a denunciar.
Pero para ello hay que respaldarlo con la denuncia de los propios pacientes.    
Saludos.  

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