7/7/13

El truco de las plantas carnívoras



Leo hace unos días que “Ignacio González construirá un aeropuerto para ricos junto a Eurovegas aunque dice que “no tiene nada que ver” y se me viene a la mente el truco que utilizan las plantas carnívoras para atraer a los insectos incautos.
Por lo que sé, dichas plantas presentan vistosos colores en los cálices de sus flores,  emiten agradables olores, e incluso ofrecen gotas de líquido, con el fin de que los insectos se metan en su interior, momento en el cual la flor se contrae y apresa al incauto.
Digo esto porque, por mucho que se empeñen algunos periódicos, tengo el pleno convencimiento (junto con el Deutsche Bank y otras gentes más) de que Eurovegas nunca se pondrá en marcha.

Afortunadamente para algunos “listos” (y para los ciudadanos normales) el negocio ya está hecho y se han comprado y revendido terrenos y opciones de compra de los terrenos y quizá (lamento ser tan malpensado) ya están a buen recaudo las correspondientes “comisiones” en efectivo, o en forma de “donaciones”.
Por lo tanto, este nuevo conejo que el Sr. González se saca ahora de la chistera puede, a mi juicio,  obedecer  a una de estas tres causas:
1    Alguien (que no debía) ha andado poco listo y se ha quedado atrapado por no salirse a tiempo. Y se trataría de “animar” el mercado de los suelos de Eurovegas para ver si encuentran algún “primo” con ambición (y dinero) que le saque del atolladero.
2   Como la codicia no tiene límites claros, se pretende abrir un nuevo “nicho” al negocio de las recalificaciones y el trapicheo de terrenos para sacarle al invento el “último duro”.
3   Se trata de intentar minimizar (mediáticamente) el desastre de las autovías radiales (hoy ya quebradas) cuya viabilidad quedaría asegurada gracias al tránsito de las limusinas de los ludópatas ricos, los utilitarios de los coupieres, los camareros, las prostitutas, los chaperos y los vigilantes (de todos ellos) junto con las furgonetas de reparto de langostas y caviar con rumbo a los casinos.  
Incluso podrían perfectamente ser todas ellas (juntas) las razones de este nuevo dislate urbanístico que, en un país que ya cuenta con seis aeropuertos sin aviones, se inventa uno más (partido por una carretera) a menos de 1.900 m de las pistas de otro que ya existe (y funciona) en Casarrubios del Monte (eso por no mencionar el aeródromo de Cuatro Vientos).
Aunque la cosa es tan burda que no vale la pena dedicarle demasiado espacio, tampoco debemos olvidar que cada vez que un político (sobre todo determinados políticos) afirma que Se desarrollará con financiación privada a través de un sistema de licitación pública de concurrencia y en régimen de concesión, “por lo que no tendrá coste para los madrileños”, esos mismos madrileños que menciona (y el resto de los españoles) terminamos teniendo que pagar los platos rotos (y el enriquecimiento de quienes los rompieron).
Así que, como diría D. Miguel Ángel Aguilar: ¡Atentos!
Saludos

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