Cómo
tengo comprobado que en muchas ocasiones damos por sentado que cosas que
nosotros (más o menos) sabemos las conoce todo el mundo, y el que no las conoce
calla para evitar que le tilden de ignorante, diré que “1984” es una novela escrita
por el Sr. George Orwell en 1948 que, con el paso del tiempo, ha resultado algo
más que profética en casi todos los aspectos de la realidad social que
imaginaba. (1984 George
Orwell) Entre otros “hallazgos” le
cabe el mérito de haber acuñado el concepto “El gran Hermano”. (Recomiendo su
lectura, ha quien no la haya leído, y su relectura si pasó mucho tiempo desde
entonces)
Hecha
esta precisión quiero llamar la atención sobre la notable indiferencia con la
que estamos asistiendo a un rosario de graves atropellos contra las libertades
civiles de las personas.
Perpetrados
además en nombre de una pretendida salvaguarda de los derechos de esas mismas
personas a las que se niega el derecho a la información veraz, la libertad y
privacidad de sus comunicaciones, la libertad de expresión y -a estas alturas
ya- incluso la propia libertad de pensamiento.
No
sólo es que desde hace tiempo tergiversen la realidad, ni que utilicen las
palabras para avalar lo contrario de lo que éstas significan, y que hablen de “paz”
cuando hacen la guerra, de “reforma” cuando destruyen, de “sostenibilidad”
cuando arruinan lo existente, sino que, además, ya están tomando el control
absoluto de todo lo que decimos o hacemos y en estos momentos están en
condiciones de saber lo que “pensamos”.
Quienes
leyeron 1984 recordarán lo que era la neolengua y, dentro de la neolengua, el
crimen más imperdonable de todos “el crimental”.
En
este momento somos muchos los que, como le ocurrió a Winston Smith, somos
culpables (algunos sin siquiera sospecharlo).
De
momento no está expresamente tipificado, aunque muy posiblemente pueda terminar
perjudicando nuestras más nimias pretensiones (un puesto de trabajo, un visado,
una relación profesional o afectiva, . .
.).
Pero,
si el monstruo sigue engordando, terminará por tragarnos a todos.
La
liquidación en un abrir y cerrar de ojos de la televisión y la radio públicas
en Grecia es un anticipo de lo que nos espera.
Y
nos dicen que lo hacen por nuestro bien, para salvaguardar la (por otra parte
"insostenible", afirman) democracia.
Saludos.
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