12/6/13

Ya estamos en 1984


Cómo tengo comprobado que en muchas ocasiones damos por sentado que cosas que nosotros (más o menos) sabemos las conoce todo el mundo, y el que no las conoce calla para evitar que le tilden de ignorante, diré que “1984” es una novela escrita por el Sr. George Orwell en 1948 que, con el paso del tiempo, ha resultado algo más que profética en casi todos los aspectos de la realidad social que imaginaba. (1984 George Orwell)  Entre otros “hallazgos” le cabe el mérito de haber acuñado el concepto “El gran Hermano”. (Recomiendo su lectura, ha quien no la haya leído, y su relectura si pasó mucho tiempo desde entonces)
Hecha esta precisión quiero llamar la atención sobre la notable indiferencia con la que estamos asistiendo a un rosario de graves atropellos contra las libertades civiles de las personas.
Perpetrados además en nombre de una pretendida salvaguarda de los derechos de esas mismas personas a las que se niega el derecho a la información veraz, la libertad y privacidad de sus comunicaciones, la libertad de expresión y -a estas alturas ya- incluso la propia libertad de pensamiento.

No sólo es que desde hace tiempo tergiversen la realidad, ni que utilicen las palabras para avalar lo contrario de lo que éstas significan, y que hablen de “paz” cuando hacen la guerra, de “reforma” cuando destruyen, de “sostenibilidad” cuando arruinan lo existente, sino que, además, ya están tomando el control absoluto de todo lo que decimos o hacemos y en estos momentos están en condiciones de saber lo que “pensamos”.
Quienes leyeron 1984 recordarán lo que era la neolengua y, dentro de la neolengua, el crimen más imperdonable de todos “el crimental”.
En este momento somos muchos los que, como le ocurrió a Winston Smith, somos culpables (algunos sin siquiera sospecharlo).
De momento no está expresamente tipificado, aunque muy posiblemente pueda terminar perjudicando nuestras más nimias pretensiones (un puesto de trabajo, un visado, una relación profesional o afectiva,  . . .).
Pero, si el monstruo sigue engordando, terminará por tragarnos a todos.
La liquidación en un abrir y cerrar de ojos de la televisión y la radio públicas en Grecia es un anticipo de lo que nos espera.
Y nos dicen que lo hacen por nuestro bien, para salvaguardar la (por otra parte "insostenible", afirman) democracia.
Saludos. 

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