Viene
esto a cuento de las controversias (probablemente interesadas) que se vienen
alimentando en relación con el proyecto de construcción de un nuevo canal
interoceánico entre el Atlántico y el Pacífico.
En
esta ocasión en territorio de Nicaragua.
Pocas
son las personas que saben que el actual Canal de Panamá se asienta sobre el
que, desde el año 1821 (independencia de España) y hasta hace poco más de un siglo
(hasta el 3 de noviembre de 1903), era el departamento
colombiano de Panamá.
Por
lo poco que sé, y por lo que intuyo, el Canal de Panamá, que
ya era un “proyecto” en el siglo XVI (Con Carlos I de españa y V de Alemania, en 1514), y se intentó más o
menos “en serio” en 1695 por parte de
los escoceses y, ya muy en serio, (se arruinaron) en 1880 por Ferdinand Lesseps (que acaba de construir
el Canal de Suez), no salió adelante hasta que los EEUU no consiguieron hacerse
con la “concesión”.
Y
eso, supongo, es lo que convirtió el departamento colombiano de Panamá en un
país independiente (a la vez que firmaba la cesión “a perpetuidad” de los
derechos y los terrenos a favor de los EEUU).
Esperemos
que esta ocasión no acabe con la división de Nicaragua en dos países para
garantizar que el nuevo canal (si se construye) quede en las manos “adecuadas”
De
momento ya hay bronca nacional porque el proyecto está en manos de “los chinos”.
Un
servidor, aunque piensa que hay que tener mucho cuidado con “el progreso” y
las grandes infraestructuras, no tiene aún datos, ni conocimiento, para
posicionarse a favor o en contra de dicha construcción.
Lo
único que afirmo es que, como se decía en una comedia de uno de los dramaturgos
de cabecera del franquismo (Alfonso Paso), “me alegraré de que todo se resuelva
sin violencia” .
Sin
violencia entre los países.
Sin violencia entre las personas.
Y sin “violencia”
para el planeta y los ecosistemas.
Lamentablemente,
de momento, las cosas no pintan bien.
Saludos.
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