23/5/13

Desconectando las máquinas de niebla XX (Bangladesh no es un país pobre)


Que nadie vaya a pensar que “he descubierto el mediterráneo y sus aledaños”.
Un servidor es tan ignorante como (con perdón) sus lectores (y, a veces, amigos); Y se limita a transcribir lo que una persona tan autorizada como el profesor Vicenç Navarro ha publicado hoy en Público (valga la rebuznancia).
Aunque tras leerlo pienso que quizá debiera haberlo sospechado, lo cierto es que (como le pasará a mucha gente) no se me había ocurrido pensar que, tal vez, la miseria de Bangladesh, como la de Haití, Guinea Ecuatorial y tantos otros países, no es tal y realmente son países “ricos”.
Los miserables son sus ciudadanos (si tal calificativo puede aplicársele a quien carece de los derechos más elementales) o mejor dicho los infelices seres humanos que tienen la desgracia de haber nacido y malvivir en semejantes campos de exterminio (de la dignidad, de los derechos y, también, de la mera existencia).
Pese a su relativa extensión (1.690 palabras) en mi opinión merece la pena leerlo de principio a fin.

Ciertamente el Profesor Navarro no es tan divertido como Aníbal Malvar, o Isaac Rosa
Pero la claridad con la que cuenta las cosas y la solvencia con la que respalda sus afirmaciones hacen de su lectura un ejercicio necesario y para algunos, “gratificante”.
En mi caso diré que, a partir de hoy, cuando compre ropa voy a mirar con lupa (aunque necesite un “cuentahílos”) las etiquetas.
Y no pienso comprar nada "fabricado" en Bangladesh, o en la India.
Eso: De momento, y hasta que localice una lista (fiable) del ranking de países que practican la esclavitud en el sector textil.
Realmente consumo muy poca ropa y supongo que D. Amancio Ortega (por poner un ejemplo) no me va a echar en falta, pero tampoco va a ganar un céntimo pagado por mí y robado a quienes hicieron el trabajo.
Hasta hoy he venido dedicando largos ratos en “la compra” a rechazar las legumbres que  vienen de Méjico (alubias) o Canadá (garbanzos) cosa bastante difícil de averiguar si no se tiene una vista de lince (texto microscópico y reclamos engañosos) y una paciencia de faquir.
Y lo curioso es que no lo hago porque piense que Canadá o Méjico paguen mal a sus agricultores, sino por una simple razón de sostenibilidad medioambiental (los garbanzos no tienen por qué viajar 4.000 Km, si los tengo en Palencia a 250 Km de mi cazuela).
Así que, con mucha más razón, a partir de ahora, voy a evitar toda la ropa que me dé un tufillo a “explotación de mano de obra”.
Saludos.

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