Falta
poco más de una semana y nuestros gobiernos (nacional y regionales), conocedores
de nuestra bien acreditada pereza e incapacidad de hacer cualquier cosa
distinta de despotricar, siguen trabajando diligentemente para cumplir sus
obligaciones para con sus amos (quienes les sustentan) y, de paso, alcanzar sus propios
objetivos que, aunque no figuraban en sus programas oficiales (por
impresentables y escandalosos), eran, y son, parte de su programa real.
Es
decir el desmantelamiento de todo el sector público y su malventa (o regalo) a
los representantes del sector privado más afines a su ideología y, sobre todo,
a sus intereses (personales y familiares).
De
este modo, confortablemente arropados por nuestra pasividad, el gobierno
liberará al Estado y las Instituciones de la obligación de garantizar a
cualquier ciudadano, con independencia de su poder adquisitivo, la Sanidad, la
Educación, el agua, la energía el transporte
y las pensiones, que dejarán (por fin) de
ser “Derechos” para convertirse en “Servicios”.
Es
decir un inmenso negocio cuyos clientes seremos todos los ciudadanos cautivos de
nuestra necesidad de sanarnos, educarnos, beber, encender la luz, desplazarnos
y ahorrar para la vejez.
Y
como esto es un mercado libre: A nadie se obliga,
Si
usted no lo desea (o no le alcanza el dinero) no tiene más que rechazar la oferta
del mercado.
Pero
no nos engañemos: El Estado seguirá recaudando impuestos.
Ahora
ya no para costear la Sanidad, ni la Educación, sino para pagar las deudas de
los bancos quebrados (que no quieren que quiebren), y los intereses del dinero
que el BCE y el FMI les prestó (a los bancos) garantizando nosotros (los
ciudadanos) su devolución con el desmantelamiento del sector público, y la
firme promesa, inscrita en la Constitución (para que no haya marcha atrás, ni
dudas legales), de atender el pago de las deudas antes que las necesidades de
los ciudadanos, o las inversiones necesarias para el país.
Y
la próxima huelga no les inquieta excesivamente.
Porque, aparte de con los más despistados, que no se enteran de qué va la cosa y sólo están pendientes de la marcha de la liga, o la clasificación de Fernando Alonso, cuentan con la inestimable ayuda de nosotros, los “enteraos”, que ya estamos de vuelta de todo y no pensamos hacerles el juego a los vagos de los sindicatos, o a los golfos de los políticos.
Porque, aparte de con los más despistados, que no se enteran de qué va la cosa y sólo están pendientes de la marcha de la liga, o la clasificación de Fernando Alonso, cuentan con la inestimable ayuda de nosotros, los “enteraos”, que ya estamos de vuelta de todo y no pensamos hacerles el juego a los vagos de los sindicatos, o a los golfos de los políticos.
¡Ahí
se jodan!.
¡Nosotros,
a lo nuestro!.
Sin
embargo, aunque quizá sea más por prudencia que por miedo, en el último mes y
medio vengo notando un cierto relajo en el manejo del látigo.
Los
“mercados” parecen haber concedido una dulce tregua a nuestro presidente (su
sicario) para que pueda hacernos creer que la “paliza” ha terminado y ahora ya
sólo nos queda empezar de nuevo.
Tregua
que alcanzó hasta las elecciones gallegas y vascas (con muy buen resultado por
cierto) y que previsiblemente alcanzará hasta las catalanas del día 25.
En mi paranoia, intuyo una clara voluntad de congraciarse con el personal y
levantarle el ánimo no vaya a ser que la desesperanza le lleve a tomar una
decisión equivocada y le dé por hacer huelga el día catorce.
O,
aún más grave, pavonearse ante sus amigos de que piensa hacerla.
O,
incluso, mucho peor aún, ponerse a explicar la razones de por qué piensa
hacerla.
A
esa prudencia y ese deseo de que nos tranquilicemos, es al que atribuyo la
aparente epidemia de “brotes verdes” que nuestros gobernantes y corifeos
mediáticos están anunciando.
Y,
a mí, más que pensar que han ingerido alguna sustancia alucinógena, me recuerda
más bien a esas palabras dulces y tranquilizadoras de los médicos a los niños
en el instante previo a clavarles la aguja en la nalga.
Pero,
por si acaso, prefieren que durante los días previos tengamos la fiesta en paz.
Tiempo
habrá para que las “mayorías absolutas” nos pongan en nuestro sitio y el
gobierno pueda presentar "el tributo de las 100 doncellas" a sus amos. Los
mercados y las empresas privadas.
Por
estas razones, porque no quiero contribuir con mi inacción a que todo siga
igual (realmente va a peor), es por lo que pierdo mi tiempo y abuso de tu paciencia (si es que has llegado hasta aquí) intentando
convencer a "alguien" de que “se puede”.
No
es que sea muy edificante el hecho de que en una Europa de 27 países, todos
jodidos de un modo u otro (me refiero a los ciudadanos), tan sólo 6 (Malta,
Chipre, Portugal, Italia, Grecia y España) hayan convocado la Huelga General.
Y
ello por mucho que en Francia, Alemania, Bélgica y otros lugares también se
hayan convocado paros y acciones sectoriales.
Es
bastante vergonzoso, pero no debemos olvidar que 4 de estos seis países convocantes
somos los “cerdos” con cuyas carnes pretenden celebrar una espléndida “matanza”
para surtir las despensas de los más poderosos.
En
la medida en que pueda, pienso resistirme.
Saludos. Y perdón por la monserga.
(Sobre
este tema, ya sólo pienso hacer otra más)
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