9/10/12

El infierno está empedrado de "buenas intenciones"

E incluso de algunas no tan buenas.

Viene esto a cuento del correo que he recibido desde UBUNTU Forum ubuntu@ubuntu.upc.edu en el que se me informa que:
“más de sesenta años después de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los profesores Federico Mayor Zaragoza y Karel Vasak están promoviendo un proyecto de Declaración Universal de la Democracia, que acaba de ser presentado en el Foro Mundial para la Democracia organizado por el Consejo de Europa en Estrasburgo”.

y se me invita a:

“conocer este proyecto y, en su caso, a sumaros. Ver más
Transcribo incluso los enlaces para quien pueda tener interés.
Y, una vez medio enterado del trasfondo y el alcance del asunto, he llegado a la personal conclusión de que, en su estado actual, se trata de un “producto toxico” por mucho que lo hayan firmado personas tan libres de sospecha como D. José Luis Sampedro, o D. José Antonio Martín Pallín.
Me explico:

Debo decir en primer lugar que, aunque no conozco al señor Karel Vasak, tengo mucho respeto por la persona, la trayectoria y las iniciativas y opiniones de D. Federico Mayor Zaragoza, sobre alguna de las cuales me he explayado anteriormente.
Dicho esto, tras entrar en la página en cuestión , me he leído el documento completo que, al fin y al cabo y pese a que viene en 25 páginas, es muy cortito (está escrito con letra muy gorda).
El texto, tras un preámbulo un tanto prolijo y farragoso (Exposición de motivos), en el que se imparte una “teórica” referente a las carencias de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aborda en su segunda parte el “Proyecto de Declaración Universal de la Democracia” con un texto plagado inicialmente de buenos deseos y lugares comunes, más o menos asumibles aunque un tanto etéreos, hasta que empiezan a aparecer algunas frases que, a mi juicio, pueden perfectamente ser las buenas intenciones que empedran el infierno y que, de algún modo, me retrotraen al poco inocente texto de la mal llamada Constitución Europea (Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, 28-VI-2003) que felizmente, gracias a la negativa de Holanda y Francia a ratificarlo, no llegó finalmente a entrar en vigor aunque, por la puerta trasera, nos estén colando algunas de sus más amargas recetas.
Dicho engendro disfrazado de Tratado Constitucional no era más que un tratado comercial redactado por y para las grandes empresas y el mundo financiero, donde directamente se establecían cosas tales como, que si Telefónica trasladaba su sede a, digamos, Rumanía o Bulgaria, todos sus trabajadores quedaban automáticamente sometidos a la legislación Rumana o Búlgara (derechos sociales y sindicales, salario mínimo, despidos, etc.) (Art. 47.2 y 55, directiva Bolkenstein).
Me he tomado el trabajo de fabricar un único documento con anotaciones (viene en piezas) y colgarlo de un enlace para quien quiera descargárseloDeclaración Universal de la Democracia” (y otro con la “Declaración Universal  de los Derechos Humanos”). 
Además me he permitido resaltar en amarillo los enunciados que me parecen  más cuestionables por seguir la vieja pauta de aprobar algo aparentemente “santo” con carácter irreversible que luego, cuando se comprueba que se utiliza para algo “no tan santo”, no puede rechazarse por formar parte de un documento mucho más sacrosanto que “los diez mandamientos” que requiere imposibles unanimidades.  
Quizá el problema, aparte de mi paranoia personal, derive de que el texto en cuestión está aún un poco “verde”.
Pero no puedo olvidar la multitud de intentos, desde el fallido AMI (Acuerdo Multilareral de Inversiones) de colocar las “leyes del mercado” al mismo nivel que los derechos civiles y, de paso, exigir una unanimidad que nunca se alcanzaría para derogarlas.
Ya han sido varias las ocasiones. La última, la del Tratado de la Unión.
Y ésta, no sé por qué, me parece una más.
Lo siento, pero no lo suscribo, ni lo firmo.
Saludos.
Además de las firmas de José Luis Sampedro, José Antonio Martín Pallín y otros, resulta tambien  bastante ilustrativa la presencia del Sr. Durao Barroso, D. Antonio Garrigues Walker, Dª Elena Salgado,  D. Álvaro Gil Robles, D. Enrique Barón, D. Manuel Clavero Arévalo, Dª María Teresa Fernández de la Vega, . . ., eentre otros. Personas todas ellas muy respetables. 
Algunas incluso demasiado para mi mal gusto.

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