21/10/12

Aguas (turbias) de Valencia

La ambición, o los compromisos adquiridos obligan a mucho.

Incluso a perder los papeles, o la vergüenza (si es que alguna vez se tuvo)
También ayuda mucho el convencimiento, avalado por la experiencia, de que determinado tipo de trapacerías sale prácticamente gratis, tanto desde el punto de vista de la imagen pública, como desde el punto de vista penal.
Esa, imagino, es la cuenta que ha debido de echarse la alcaldesa de Valencia Doña Rita Barberá para forzar la adjudicación de un gigantesco contrato para el suministro de agua durante los próximos 50 años a la empresa de su agrado, pese a que parece ser no era la más adecuada.
Por si no fuera suficiente saqueo y dislate el poner un servicio esencial en manos de empresas privadas con ánimo de lucro, se adjudica por un periodo de 50 años y, además, en contra del criterio de la mesa de contratación.
Lamentable se mire por donde se mire.
Me alegro de no ser valenciano para no tener que sentir más vergüenza de la que ya siento siendo simplemente ciudadano de un país que consiente este nivel de corrupción.
¿Hasta cuándo?

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