Afirmar
que la lectura de algo resulta “imprescindible” no deja de ser una más de las
muchas exageraciones con que nos despachamos a diario para llamar la atención
sobre algo que, a su vez, nos llamó la atención a nosotros mismos.
Por
eso me voy a limitar a decir que la lectura del (algo extenso) artículo de Juan
Torres López hoy en Público.es, es muy “recomendable”.
Efectivamente,
una vez que entre todos vamos sacudiéndonos la mugre ideológica del “fin la
historia” y la inevitabilidad de acatar las “exigencias” de los mercados.
Una
vez que hasta los más tontos e ingenuos hemos llegado a la conclusión de que
con el cuento de la crisis nos están limpiando la faltriquera (a mí, al margen
de lo que diga la RAE, me gusta más faldriquera, de falda).
Una
vez que empezamos a sospechar que los gigantes son simplemente molinos, con
cuyas ruedas pretenden que comulguemos.
Una
vez llegados a este punto, nuestro mayor peligro es que nos engañen con un
caramelo de “crecimiento”.
Como dice Juan Torres, no se trata de crecer por crecer y volver a construir miles
de viviendas, y nuevas autopistas, aeropuertos, y AVE’s que para nada
necesitamos y sólo benefician a las constructoras y los bancos.
Que
no nos engañen, lo que necesitamos son “jornales” honradamente ganados
prestando servicios a la gente y satisfaciendo necesidades (reales) de la
gente.
Y, además, perdonen mi insistencia, a mí ya no me basta con que “mi
marido ya no me pegue”.
Quiero el divorcio.
Y que le corten las alas al BCE y les pongan un
bozal a los mercados.
No me extiendo más por si algún osado, tras esta
perorata, se siente aún con ánimo de leerse a Juan Torres.
Saludos.
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