Me refiero a su columna (apaisada) de hoy en la
contraportada del diario El País.
Son
304 palabras en las que expone su convencimiento (que es el otros muchos, entre
los que me incluyo) de que “esto” no es un “accidente” sino y un atraco.
Y
me permito añadir, que puede terminar en asesinato.
No
tengo costumbre de ver series de televisión. Y por tanto ignoro a qué se
refiere con lo de “Juego de tronos”.
Pero
mi “referencia” (1984, de George Orwell), se está demostrando como un libro más
profético de lo que sería de desear.
De
momento, aunque desmoralizados, todavía detestamos al “Gran Hermano”.
Pero
no olvidemos que la novela acaba cuando, finalmente, sin presión externa, Winston
Smith (Usted, yo, el otro) acepta que “la verdad” es la que le cuentan y cuando,
al cruzarse con Julia (Usted, yo, el otro, cualquiera a quien en su día,
amamos, valoramos y apreciamos), descubrimos que somos “extraños”.
Yo,
de momento, aún detesto al Gran Hermano y sigo apreciando a mis amigos.
Y
estoy convencido de que la falta de “cordones de zapatos” y “cuchillas de afeitar”,
y la subida de la prima de riesgo nada tienen que ver con la marcha de la
guerra entre Eurasia y Oceanía (Afganistán, Irán, Corea, o Siria), sino que se
utilizan para amedrentarme y justificar que me encarcelen si opino públicamente
lo contrario.
Así
andamos.
Saludos.
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