Han pasado 38 años de aquella
ignominia que inició una secuencia de sangre, muertes, desapariciones y
violación de derechos humanos que, uno tras otro, fueron sufriendo la práctica
totalidad de países de América del Sur y Centroamérica.
No voy a extenderme, serían demasiado texto
y demasiados casos.
Y, de todos modos, muchos lo vivimos
en directo a través de los medios de “información-desinformación” de la época.
Aquello fue el inicio de un camino que,
por distintas vías, nos ha traído a la situación actual, en la que “los tanques”,
“las desapariciones” y “la picana”, han sido reemplazados por “los mercados”, y por el miedo a perder el trabajo y la consecuente “ruina” que, si no plantamos
cara y lo impedimos, será una realidad inminente en lo que pomposamente llamamos
“el mundo desarrollado”
“Mundo desarrollado” que no es otra
cosa que el área geográfica donde las personas comen caliente todos los días
después de haber trabajado generado inmensos beneficios para “los mercados” que son un
ente integrado por las grandes empresas multinacionales, unos pocos “ricos”
(inmensamente ricos) y nuestro propio dinero (ahorros, planes de pensiones,
acciones) que “ellos” administran en nuestro propio perjuicio cobrándonos por
ello.
También hoy se cumplen 10 años de otra
“Ignominia”, menos sangrienta pero igualmente reprobable y que se ha utilizado
como pretexto para ahondar aún más en ese camino de apropiación por parte de
los poderosos de los Derechos, las Ilusiones y los bienes de los más débiles y,
no nos engañemos, también de quienes nos consideramos “de clase media”
En mi natural tendencia a “mear fuera del
tiesto” prefiero enfatizar aquel 13 de septiembre de 1973 cuidadosamente
preparado y perpetrado por “el poder”, más que el 11 de septiembre de 2011,
fruto de la “calentura” mental de un loco previamente financiado y entrenado
por el país contra el que atentó.
Adjunto el enlace a una reflexión de
Isaac Rosa en “El público” que tiene algo que ver con esto que digo.
Saludos.
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