Tras años de acariciar la idea y comprobar el notable
escepticismo de mis interlocutores cuando exponía esa pretensión, he localizado
una información que dice que:
Ignoro el fundamento y fiabilidad de dicha información, pero
me alegra creer que, muy probablemente, no estoy solo en ese empeño.
Siempre he pensado que muchos españoles padecemos un notable
(e injustificado) sentimiendo de superioridad cuando nos comparamos con nuestros
vecinos portugueses sin pararnos a pensar que vienen a ser como la mayoría de
nosotros, aunque algo más discretos, educados y pacientes, algo menos vocingleros
y fanfarrones, bastante menos cainitas. y -desde luego- muchisimo menos golfos
(en general) que algunos de nuestros paisanos.
Por otra parte, siempre he tenido envidia de un pueblo que
fue capaz, sin sangre ni violencia, de derribar al dictadorzuelo que les
gobernaba y representaba a un Estado tan cutre como el nuestro, mientras
nosotros no fuimos capaces de dar ese paso.
Igualmente, también, desde que tengo uso de razón
(político-social) tengo la convicción de que les tratamos de modo injusto,
tanto por el infundado menosprecio que hacemos de su país y sus ciudadanos,
como por la impresentable marginación en que se les mantiene tanto desde las
instituciones culturales (no he visto jamás un folleto, catálogo o autoguía con
traducción al portugués (aunque esté traducido a media docena de idiomas), como
desde el mundo de la hostelería y el comercio (cuesta encontrar algún texto, o carta de menú, en
su lengua, pese a que ese idioma lo hablan más de doscientos millones de
personas, además de los 10.562.178
portugueses del Censo de 2011),
Y sin embargo, tanto desde el punto de vista territorial
(somos una “unidad de destino en lo geográfico y climático), como histórico,
económico y cultural, todos saldríamos ganando si nos uniéramos politicamente.
Veo el proceso como una simple cuestión de tiempo.
Y obviamente tendría que contar con el refrendo, muy
mayoritario (digamos 2/3), de las respectivas poblaciones; Entendiento por tales,
la portuguesa por un lado y las 17 actuales Comunidades Autónomas españolas por
otro, pudiendo ocurrir que alguna de estas decida “no sumarse”.
Y con las instituciones repartidas por todo el territorio
(Lisboa, Barcelona, Cádiz, Burgos, . .
. y también Madrid).
Ahí queda la idea, que muy posiblemente, aparte de sus
virtudes como apuesta cívica, podría muy bien ser una salida airosa e
inteligente del “laberinto nacional/soberanista” en el que la burricie de unos y
otros ha metido a nuestro país así como la posibilidad de que finalmente llegue
“la República”, que en este caso ya no sería “la tercera”, sino algo mucho
mejor:
La Republica Federal Ibérica (RFI).
Saludos.
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