22/8/13

Dicho sea con todas las cautelas



Hará cosa de un año me quedé con las ganas de ridiculizar una serie de fotografías publicadas a bombo y platillo por El País y otros periódicos, en las que se pretendía describir gráficamente la lucha de del “pueblo sirio” (representado por el Ejército Rebelde) contra el régimen de Bachar al Asad.
Me abstuve de hacerlo por respeto a las personas que estaban sufriendo en sus carnes la crueldad de una guerra “de diseño” montada casi exclusivamente (en mi opinión) para desestabilizar a Irán, favorecer al gobierno israelí y, además (o sobre todo, quien sabe) abrir nuevos nichos de mercado a las empresas de armamento y los “contratistas” (ejércitos mercenarios de empresas norteamericanas, inglesas, francesas y belgas).
A día de hoy lamento no haberlo hecho y, sobre todo, no haberme guardado aquellas ridículas (y primorosas) fotografías que apestaban a “teatrillo” escenográfico con un vestuario más propio de “Cornejo” que de los ciudadanos sirios.
Debo decir que posteriormente, ya sin tantas alharacas, se dio por sentado que toda aquella parafernalia gráfica no era más que pura propaganda para intentar vendernos la necesidad de invadir Siria igual que anteriormente invadimos Irak y, posteriormente, Libia.
Hoy el asunto es más espinoso, y pudiera ser más grave.
Y por eso llevo un par de días reprimiéndome las ganas de decir que, con todos los respetos y todas las cautelas del mundo, opino que el tan cacareado ataque con armas químicas que inicialmente ha matado a 1.300 civiles (ahora se habla de 288) no es más que una nueva y cínica patraña.

Montada con el beneplácito de Londres y Paris, con la complicidad de los medios de comunicación y el silencio distante de los EEUU (que no tienen mucho interés en meterse en estos momentos en un nuevo avispero, ni entrenar a otro Bin Laden) para justificar ante la opinión pública una intervención militar que saque a Bachar al Asad del poder.
He llegado a esa conclusión (y ojalá no me haya equivocado) tras verme con bastante detenimiento unos cuantos vídeos y fotografías que, por distintas razones (manierismo, exquisita calidad y cuidado en la alineación y agrupación de los cuerpos, confección y remate de los sudarios y otra serie de pequeños detalles), me hacen pensar que, aunque una parte de las imágenes puedan corresponder a situaciones reales de ataques con armas químicas, dichos vídeos incluyen muchos “montajes” ajenos a la realidad de los hechos.
Hoy, confiando en no haberme equivocado y pidiendo de antemano disculpas (a los sirios que son las víctimas de unos y de otros) me he decidido a abrir la boca y propongo echarle un ojo a estos dos enlaces que en ningún caso justifican ese posible crimen, pero que cuestionan y puntualizan las informaciones que nos están “vendiendo”
Aunque da vergüenza tener que insistir en ello, quiero dejar claro que en ningún caso justifico al señor Bachar al Asad, ni tampoco a su régimen.
Y mucho menos al derecho de veto (en la ONU) que ha permitido que Rusia y China impidan la petición de una investigación independiente.
Y añado que espero no estarme equivocando y que todo esto no sea más que un nuevo episodio de la miserable guerra mediática que, a costa del sufrimiento de los ciudadanos sirios, están librando determinados intereses occidentales.
Y, también, para que no queden dudas, quiero aclarar que el régimen sirio no me parece peor que el Saudí. Y eso por referirme tan sólo a uno de los geográficamente más cercanos al que, sin embargo esos mismos medios de comunicación y nuestros ministerios de asuntos exteriores, tratan con guante de seda.
Ahora voy a colocarme la chichonera para aliviar los coscorrones que ya estoy barruntando.
Lo dicho, ¡ojalá NO me equivoque! (me refiero a lo de los muertos, no a lo de los coscorrones)

Saludos.   

No hay comentarios: