Y
si alguno, en un arrebato de euforia, la había metido en el congelador: Que la
saque.
Que
en el congelador explotan y, además, habrá tiempo sobrado para que se enfríe,
antes de que tengamos verdaderos motivos de “fiesta”.
No
obstante una cervecita sí que nos podremos tomar (el domingo después de la
manifestación).
Sabiendo
cómo funcionan estos asuntos, no es cosa de echar ninguna campana al vuelo.
Pero
sin embargo estas son las nubes (administrativas y, quizá penales) que van
apareciendo en el, hasta ayer despejado, horizonte de los muchos indeseables
que medran a costa del derecho a la salud de los ciudadanos.
Y,
quizá, con un poco de suerte, sirvan de aviso para futuros navegantes.
Efectivamente
tenían razón aquellos que en un vídeo afirmaban que “la crisis terminará, cuando el miedo cambie
de bando”.
De
momento lo que parece que está cambiando es: la dirección del viento.
Reciban
mi prudente (y pequeñita) enhorabuena todos los que, desde sus respectivos
sitios en este mundo, pelean todos los días por hacerlo posible.
SÍ, . . . SE PUEDE
Saludos.
Saludos.
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