Viene
esto a cuento de que, al margen de que el asunto de las (malas) relaciones de
los gobiernos de EEUU con Cuba sea un esperpento en sí mismo (además de una
canallada), el acontecimiento que se narra en esta noticia no hubiera sido
posible sin la existencia de un sistema judicial tan “peculiar”, que igual que
es capaz de perdonar las estafas (comprobadas) de los bancos y las grandes
empresas por razones de índole “social”, puede simultáneamente condenar a una
cadena de hamburgueserías a pagarle a una anciana varios cientos de millones
(de dólares) porque, con las prisas, se
abrasó el gaznate con un café demasiado caliente.
O
esta última y jocosa que hoy recomiendo en la que la “justicia” de los EEUU
condena al estado cubano a indemnizar con casi 30 millones de dólares a una
“señora” a cuenta de los revolcones que ésta (la "señora") se pegó con su marido pensando que éste
(el marido) era un desertor del ejército cubano, cuando en realidad era un
espía (del gobierno cubano)
¡Vamos!,
lo que se dice “p’a mear; Y no echar gota”.
Recuerdo
vagamente aquel episodio, conocido a través del “filtro informativo” de las
agencias de prensa y los periódicos “serios” (entonces ni siquiera había
aparecido Público).
Pero
desconocía los regocijantes entresijos del asunto que han terminado en tan
extravagante sentencia:
Saludos.
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