19/5/13

Una ''de espías'' (y disparates)

Me contó hace años un abogado que “un día, en Nueva  York, hacía tanto, tanto, frío que hasta los abogados llevaban las manos en sus propios bolsillos”
Viene esto a cuento de que, al margen de que el asunto de las (malas) relaciones de los gobiernos de EEUU con Cuba sea un esperpento en sí mismo (además de una canallada), el acontecimiento que se narra en esta noticia no hubiera sido posible sin la existencia de un sistema judicial tan “peculiar”, que igual que es capaz de perdonar las estafas (comprobadas) de los bancos y las grandes empresas por razones de índole “social”, puede simultáneamente condenar a una cadena de hamburgueserías a pagarle a una anciana varios cientos de millones (de dólares) porque, con las  prisas, se abrasó el gaznate con un café demasiado caliente.
O esta última y jocosa que hoy recomiendo en la que la “justicia” de los EEUU condena al estado cubano a indemnizar con casi 30 millones de dólares a una “señora” a cuenta de los revolcones que ésta (la "señora") se pegó con su marido pensando que éste (el marido) era un desertor del ejército cubano, cuando en realidad era un espía (del gobierno cubano)
¡Vamos!, lo que se dice “p’a mear; Y no echar gota”.
Recuerdo vagamente aquel episodio, conocido a través del “filtro informativo” de las agencias de prensa y los periódicos “serios” (entonces ni siquiera había aparecido Público).
Pero desconocía los regocijantes entresijos del asunto que han terminado en tan extravagante sentencia:
Saludos.

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