15/5/13

Pues yo no lo veo . . .

Leo en los periódicos que “El Congreso debatirá la próxima semana una propuesta para declarar el 18 de julio como Día de condena del franquismo” e instintivamente se me antoja como una “salida de pata de banco”.
El episodio me recuerda a aquella ocurrencia, hoy felizmente olvidada, de dinamitar la cruz y la cavernícola (en todos los sentidos) iglesia del valle de los Caídos.
Obviamente no va a prosperar y eso lo saben los proponentes. Pero quizá no han calibrado que con esta propuesta más que poner en evidencia a quienes se nieguen a aprobarla (que, en mi modesta opinión, harán bien) lo único que (quizá) consigan es darles un poco más de oxígeno a los nostálgicos del franquismo y que el hoy ya olvidado 18 de julio vuelva a ser una referencia de “algo”.


Preferiría insistir e insistir (que se retraten quienes se nieguen) en recuperar la asignatura de Educación para la ciudadanía.
Me apunto a la propuesta de Gabriel Celaya “Nosotros somos quien somos ¡Basta de Historia y de cuentos! ¡Allá los muertos!. Que entierren como Dios manda a sus muertos  .  . .”  
Y eso sin perjuicio de seguir reivindicando la recuperación de la memoria histórica y el desagravio civil a las víctimas de ese mismo franquismo que me niego a seguir dando cuerda.
Saludos.

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