7/4/13

Aviso de tormenta



Supongo que quienes hayan leído el libro en cuestión (ya va por la 4ª edición) pensarán que me tomo las cosas con excesiva filosofía al calificarlo meramente como “aviso de tormenta” en lugar de “panorama aterrador”, “salga usted corriendo” o cualquier otra expresión más acorde con las sombrías (y lúcidas) previsiones de su autor.
Un amigo, a quien habitualmente martirizo con mis monsergas, me invitó (no sé si por aprecio, o como venganza) a leerme un libro titulado “España, destino Tercer mundo”
  

Obediente como soy (además me prestó el libro) procedí a su lectura, trámite que apenas lleva 4 horas ya que es un texto bastante conciso a la vez que de fácil (decir amena sería excesivo) lectura.
En primer lugar tengo que decir que coincido en casi todo lo que cuenta y la mayor parte de las valoraciones que hace.
A continuación, y dejando claro que no soy agente comercial de nadie, aconsejo a quien tenga interés en “situarse” en este pantano de (des)informaciones oficiales e interesadas, aparentemente relativas al mundo de la economía (pero que realmente inciden en nuestras vidas y nuestros derechos civiles y sociales) que adquiera (18,95 €) o pida prestado dicho libro y le dedique las algo más de tres horas que requiere su lectura completa.
Y, finalmente, porque siempre habrá algún incauto que me haga caso, quiero dejar claro que aunque comparto totalmente la “Introducción” (Planteamiento) y el “Desarrollo” (nudo), discrepo del “Desenlace”.
Ya sé que arrastro tras de mí una bien ganada fama de “optimista” impenitente, amén de “profeta” fracasado.
Pero, una vez más, insisto en creer que, aunque nos vamos a dejar demasiados pelos en la gatera de esta crisis (que no es tal, sino un tratamiento de choque deliberadamente provocado), finalmente –si no somos demasiado estúpidos- terminaremos consiguiendo cambiar el actual sistema de poder.
Poniéndole el bozal inicialmente a los mercados.
Limándoles a continuación los colmillos
Y finalmente, si como digo no somos demasiado estúpidos, divorciándonos de un “sistema” que nos maltrata y explota aprovechándose de nuestro individualismo, insolidaridad y avaricia.
Obviamente, por el camino tendremos que dejar muchas malas costumbres y creencias; Pero quizá una de las pocas cosas buenas que está trayendo este saqueo es la conciencia de que algunas cosas no valen la pena tanto como creíamos, y estamos descubriendo lo mucho que pueden valer la pena otras que, hasta ayer, despreciábamos.
Dicho queda.
Y ¡Viva el Tribunal Constitucional! (de Portugal)   
Saludos.

No hay comentarios: