2/2/13

Ejercicio de cinismo (excesivo)

Tengo que confesar que estoy cometiendo el error de seguir en directo el “sketch” publicitario que en estos mismos momentos escenifica con notable profesionalidad el Presidente del Gobierno y del  Partido Popular, D. Mariano Rajoy Brey.
Quizá, ante la previsión de que no iban a admitir preguntas, tendría que hacer como “eldiario.es” que ha decidido no asistir a semejante “teatrillo”
No voy a decir que me haya quedado estupefacto o perplejo ante la desfachatez y el aplomo con los que el Sr. Rajoy ha dejado claro que en su partido “jamás” han tenido una cuenta corriente en ningún país extranjero, ni “jamás” se ha pagado dinero alguno a nadie al margen de la legalidad.
Supongo que, ante la evidencia, la única solución consiste en negar la realidad. Y a eso parece que se ha aplicado repitiendo uno y otra vez la expresión “ES FALSO”, tanto aplicada a los documentos como a los comportamientos.
El problema para el Partido Popular y el Sr. Rajoy está en que, como dice el aforismo popular, “Las mentiras tienen las patas muy cortas” y, también, “Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”
Y esto es lo que espero (y deseo) que va a ocurrir más pronto que tarde.

Lo que ya no me siento capaz de aventurar es cuál será el siguiente paso, cuando se les caiga la “hoja de parra” publicitaria (sin preguntas, negando las apariencias y mezclando el culo de las trapacerías con las témporas de los supuestos brotes verdes y el espíritu de servicio) con la que hoy, por unas horas, han intentado cubrir sus “vergüenzas”.
Porque, aun intentando ser riguroso y neutral y por mucha presunción de inocencia que uno le quiera echar, su comportamiento tiene todas las trazas de haber entrado de lleno en los territorios de la extorsión (de guante blanco, eso sí), la malversación de caudales públicos, la prevaricación, la falsedad en documento mercantil, el blanqueo de dinero y el fraude fiscal.
Eso por solo mencionar los pocos “ilícitos penales” que, dado mi desconocimiento de las materias legales, me vienen a la memoria.
La otra duda que me asalta es si, ante tanta infamia, los ciudadanos (de toda ideología y condición) seguiremos soportando la vergüenza de ser gobernados (y saqueados) por una cuadrilla de sinvergüenzas de baja estofa, como si no tuviéramos ya suficiente con los elegantes sinvergüenzas y depredadores de las instituciones supranacionales que hoy gobiernan a nuestros gobiernos.
Saludos.

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