7/12/12

La noticia ''camaleón'' (ausencias en el día de la Constitución)

La cosa debe tener más importancia de la que parece porque, si no, no se explica.
Ayer por la tarde y esta mañana, escuchando la radio y tras hojear los periódicos, algunos medios se hacían eco de las ausencias de los nacionalistas catalanes y vascos y, también de D. Cayo Lara en representación de la Izquierda Plural (Que agrupa a bastante gente más que Izquierda Unida y el PCE) de la celebración del 34 aniversario de la Constitución.
En todo caso quiero resaltarla para felicitar a D. Cayo Lara por su “desmarque” de un teatrillo que cada vez huele más a rancio y a burla a la ciudadanía.
Y, también, para preguntarme, en voz alta, si no será que la Constitución Española ha muerto y lo que tenemos sobre el papel son simplemente sus despojos que van pudriéndose a la intemperie del bipartidismo y el libre mercado, mientras nadie tiene la valentía de certificar su defunción y oficiar su funeral.
Pienso que, aparte de las taras que acompañaron su nacimiento, murió de la puñalada trapera que los dos partidos mayoritarios le propinaron el 2 de Septiembre de 2011.
Esa tarde, para vergüenza de muchos, hubo 316 diputados, del PSOE, que fue quien lo propició, del PP que no podía ni creérselo (y de UPN) que, con el único voto en contra del diputado Gaspar Llamazares,  la abstención de PNV,  CIU y UPyD y la ausencia de los diputados de ICV, ERC, BNG y Nafarroa Bai, aprobaron modificar el artículo 135.
Dicho “remiendo” se hizo exclusivamente para que, por un lado, el gobierno de turno no pueda en adelante decidir sobre asuntos económicos sin permiso de la banca y, por otro (y de propina), para garantizar que antes de pagarán los intereses de la usura que las necesidades de los ciudadanos.
Mi enhorabuena a la Izquierda Plural por no prestarse ayer a la farsa de la celebración del cumpleaños de un muerto viviente.
Habrá que parir una nueva constitución y para ello primero tendremos que preñarnos (de Ideas), nosotros los ciudadanos.
Y sacudirnos la caspa y rascarnos las múltiples capas de roña que venimos arrastrando pensado que son un traje, cuando en realidad es una camisa de fuerza, bastante sucia y rota. (por el mal uso)
Saludos.

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