17/11/12

El cuento del abismo fiscal (fiscal cliff) de los EEUU

Aún sin conocer a fondo las entretelas del espantajo agitado por el Partido Republicano estadounidense, tengo la impresión de que el tan publicitado “abismo fiscal” (tremebundo mote) tan sólo lo es para los muy, muy, ricos de ese país.

Efectivamente, a poco que el recién elegido presidente Barack Obama mantenga los nervios firmes y las promesas hechas, los muy, muy, ricos de ese país y también algunos de los que sin ser ricos viven “desahogadamente” (ingresos superiores a 16.000 Euros/mes), se van a encontrar con que tendrán que pagar más impuestos.
Y seguramente no se hundirán, ni la economía, ni el país.
Porque lo que realmente va a ocurrir no es que el Sr. Obama vaya a subir los impuestos, sino que, simplemente, no va a prorrogar los “regalos fiscales” que el Sr. Bush tuvo a bien hacerles, aparentemente a todos los norteamericanos, pero realmente, sobre todo, a los muy, muy ricos.
Somos muchos los que confiamos en que mantenga su palabra y no consienta prorrogar una situación que ha dado lugar a que, como reconocía el Sr. Warren Bufett, él haya venido pagando (porcentualmente) en los últimos años, menos impuestos que su secretaria.
Y, puestos “a las malas”, me apunto a la opinión de Paul Krugman “es mejor ningún acuerdo, que un mal acuerdo”.

El último “mal acuerdo” les costó a los estadounidenses seguir dos años más de rehenes del Partido Republicano y, al estado, dejar de ingresar en esos dos años una notable cantidad de dinero que a estas fechas habría servido para reducir, una buena parte del déficit público que se pretende reducir .
Es importante, como apuesta moral, para la restauración del papel redistributivo de los sistemas impositivos.
Y, también, mirando más acá, como ejemplo a seguir por parte de algunos de nuestros políticos y gobernantes que, en unos casos nos salieron con la simpleza de que bajar los  impuestos también “era de izquierdas” y, en otros, tenían y tienen muy claro que la “cartera” se lleva en el lado “derecho” y que las carteras más repletas son las suyas propias.
Diversos autores, tan solventes y honestos como desterrados de las páginas de los grandes medios de comunicación, llevan años intentando explicar que, simplemente eliminando los “privilegios” y exenciones fiscales se resolvería más de la mitad del déficit público de nuestro país (pese a la irracionalidad de algunos de los  gastos y los regalos de dinero público al sistema financiero privado).
Si a eso se añadiera la eliminación de una parte del fraude y la economía sumergida muy probablemente el problema quedaría prácticamente resuelto. Y ya tan sólo se trataría de gestionar más eficientemente los recursos para poder garantizar mejor los derechos ciudadanos previstos en la Constitución.
E insisto: Ni siquiera estamos hablando de subir impuestos; sino tan sólo de dejar de perdonárselos a quienes más tienen y menos pagan.
Saludos.         

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