11/10/12

Maruja Torres compadece a Cebrián, . . .

Y, en general a todos los JEFES.

A todos los incomprendidos jefes que, en aras del bien común, de la dignidad de los trabajadores, del futuro de la empresa y de la independencia de los poderes económicos, no han tenido más remedio que tragarse sus principios y aceptar unos sueldos obscenos (que sin duda les repugnan), el despido de parte de la plantilla, y la renuncia a dichos principios con el fin de preservar los anteriormente mencionados principios, rebajar los sueldos (ajenos) y mantener la plantilla.
Todo ello en estricta aplicación de la “Doctrina Millás” tan sabiamente enunciada por ese “Antonio López” del periodismo que es D. Juan José Millás. capaz de plasmar hasta el último matiz de la actualidad en sus textos, de modo que resulta imposible distinguirlos de la realidad cotidiana.
Doña Maruja Torres, que, como los buenos vinos, mejora con el paso del tiempo, va un poco más allá y apela a nuestras conciencias para que no olvidemos el sufrimiento, la angustia y el sacrificio personal de estos pobres hombres que, como Fausto, han renunciado a su salvación civil. 
Pero en este caso persiguiendo el bien ajeno.
Saquemos las debidas enseñanzas de esta grata y edificante lectura.
Saludos.

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