16/7/12

El carbón, la especulación y la libertad de comercio

Leí hace algunos días y he vuelto a leer hoy que esa piadosa institución denominada Goldman Sachs, dedicada a crear riqueza (sin dar un palo al agua y a costa del hambre y la miseria de la gente) y repartirla (entre sus directivos y accionistas), tiene previsto almacenar 600.000 Tm. de carbón colombiano (quizá manchado de sangre) en el puerto de El Musel, en Gijón.
Y resulta que, en medio de la bronca de los mineros del carbón, ese depósito cuyo fin no es precisamente garantizar el abastecimiento, sino especular con su precio “a futuro”, resulta “políticamente inoportuno” en el momento presente.
Por ello, pudiera ser que la Autoridad portuaria deniegue, o dificulte, el próximo desembarco de las 443.700 Tm. que están en camino (las otras 156.300 Tm. ya están aquí)
Parece ser, también, que a esas trabas podrían sumarse los distintos sindicatos presentes en la actividad del puerto.
Servidor, que no tiene que andar justificando que en casi todas las materias prefiere “lo público” y aboga por cortar de raíz todo comportamiento especulativo, querría que este tipo de operaciones no resultara rentable y que para ello se modificaran tanto las leyes comerciales, como las tributarias (La mercancía puede pasar años en el puerto sin haber pagado el IVA al Estado).
Sin embargo, en la medida en que un país ha suscrito determinados tratados debe cumplirlos y por tanto, lamentablemente, para nuestra vergüenza y perjuicio, la Autoridad portuaria no tendrá más remedio que tragarse “el sapo”.
Otra cuestión son los sindicatos y los trabajadores del puerto, quienes, dentro de los márgenes que la ley les permite, quizá puedan hacer menos “apetecible” el negocio.
Pero sobre todo, el gobierno debiera mirar con lupa el destino final de dicho carbón.
Ya que, a lo que parece, todo, o una gran parte de él, puede terminar en el mercado doméstico y, hábilmente camuflado por la mafia empresarial del sector, vendido a las eléctricas tras cobrar jugosas subvenciones como si de carbón de producción nacional se tratara.
Me gustaría oír algo de eso, tanto con respecto a estas 600.000 Tm. como a las, probablemente, muchísimas más desembarcadas en los cuatro últimos años (límite de la prescripción fiscal) y saber que los “Victorinos” de turno (y, no hablo de toros) tienen que devolver los dineros con intereses y sanciones.
Tampoco debiera ser tan difícil, Sr. Soria.

Saludos.

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