Viene
esto a cuento de la campaña que, al parecer, ha puesto en marcha Izquierda
Unida para pedir una "comisión de la verdad" de la banca. “IU
lanza su campaña para una "comisión de la verdad" de la banca” (Público 5-VI-2012)
La
cosa resulta tan obvia que parece innecesario animar a nadie a apoyarles.
Pero
lo cierto es que en este santo país de los “reinos de taifa” ideológicos, casi
siempre encontramos un pretexto para no sumarnos a casi nada de lo que
propongan otros.
Unos,
porque habitualmente votamos al PP (o al PSOE, o al Partido de las Viudas y
Esposas legales).
Otros
porque tenemos muy claro que “no nos representan” y a los partidos “ni agua”.
Muchos
parque ya hace tiempo que “estamos de vuelta y pasamos de política”
Y,
otros más “porque no sirve para nada”.
Y,
efectivamente, al amparo de todos esos estériles desacuerdos, los responsables
de las mil y una tropelías que a diario contemplamos (y pagamos), se marchan de
rositas sin tener que, al menos, pasar la vergüenza de intentar explicarse.
Y,
quizá, también, de pasar por el banquillo judicial para depurar
responsabilidades (penales o económicas) si las hubo.
Debo
confesar que un servidor, que no es menos tarugo que el resto de su paisanos, desde hace ya algún tiempo ha decidido dejarse de sutilezas y apoyar todo lo
que le parece razonable con independencia de quién lo proponga o lo haga.
Y
en esa línea he aplaudido la limitación de los extravagantes salarios de los
directivos bancarios o el aumento del periodo de prescripción de los delitos
fiscales, por poner solo un par de ejemplos. Y ello con independencia de que lo
haya propuesto el PP que no es precisamente mi partido favorito.
Lo
lamentable es que no lo hubiera hecho el anterior gobierno.
Ahora,
en los próximos días, vamos a tener ocasión de pronunciarnos sobre muchos más
temas de los que suponemos y será un pena que nuestra “pureza ideológica”
nuestro individualismo o nuestra “disciplina” (apoyar a quien hayamos votado,
aunque no nos guste lo que hace) les permita a muchos golfos e irresponsables
marcharse a su casa “con el santo y la limosna”
Estoy
pensado en los directivos y consejeros de las Cajas (los hay de todos los
partidos y sindicatos y patronales), en el Señor Dívar, en el asunto de los ERE’S
en Andalucía, en las “mordidas” del Palau de la Música en Cataluña, en las
"recalificaciones" en media España y en tantas y tantas cosas que serían
inimaginables si hubiera existido una censura moral por parte de la ciudadanía
y que, si una vez más, no se sancionan volverán a mandarnos un nuevo mensaje de
desánimo a todos nosotros y otro de impunidad a quienes se aprovechan o
encubren dichos comportamientos.
Debiéramos
ser intolerantes con las personas indecentes, aunque sean de los nuestros.
Y
el domingo tenemos elecciones en Francia.
Y
al siguiente domingo, en Grecia
Distracción
no nos falta.
Y,
como dice D. José Luis Sampedro, "El
sistema capitalista se acaba" (Publico 5-VI-2012) y sus “dueños”
y principales beneficiarios aún no se han enterado.
Saludos.
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