Buenas
tardes:
Somos
bastantes las personas que, en un exceso de ingenuidad y pretensiones de
objetividad, tendemos a otorgar “presunción de inocencia” a personas y
actuaciones que muy probablemente no las merecen.
Eso
cuando no ocurre que simplemente nos equivocamos “de medio a medio”, como le
ocurrió al que esto suscribe con el anterior alcalde de Madrid, y hoy ministro
de Justicia, D. Alberto Ruiz-Gallardón Jiménez, a quien, mientras nadaba entre
dos aguas en la alcaldía y sólo le asomaba la aleta dorsal, confundí con un
delfín y resultó ser un escualo con cinco filas de dientes.
Viene
esto a cuenta de S.A.R. Don Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de
Borbón y Grecia, o sea, “el príncipe Felipe”.
Somos
muchos (ingenuos como digo) los que, quizá por comparación con el calamitoso y
poco edificante comportamiento de su señor padre (el Rey) y sus cuñados,
tendemos a enfatizar sus virtudes; que fundamentalmente se resumen en “buen
porte” (acreditado) y “discreción” (supuesta) olvidándonos de “quién es” y “qué
representa”.
Vale:
somos unos “cándidos” y unos “flojos”. Sobre todo aquellos que, como yo, nos
declaramos abierta y acérrimamente Republicanos.
Sin
embargo empiezo a tener la sensación de que a este “muchacho” (44 años) hay que
retirarle la segunda virtud (la discreción) y, de paso, colocarle el “sambenito”
de necio o caradura. (la
Libertad de Expresión me ampare).
Porque
de una de las dos cosas sin duda se trata:
O
es tan ignorante de la realidad de este país que “recita” sin meditar -ni
entender- los textos que le escriben y, en esa caso, se trata de simple necedad.
O
bien, no es tan necio como se podría suponer y, sencillamente, tiene la cara
más dura que el cemento y le importan un ardite los ciudadanos (quizá piense
que somos súbditos, además de tontos) o la tan cacareada imparcialidad de “la
monarquía”.
Si
no, no se concibe que haya podido decir públicamente cosas como que “nuestros precios y salarios están marcando
el ritmo del retorno al sendero de la competitividad y, al mismo tiempo,
nuestras familias están reduciendo sus niveles de deuda mientras mejoran su
ahorro”
en mitad de un discurso en la inauguración (en Manhattan) de una “escuela de
negocios” del Opus Dei a la que tuvo la amabilidad de acudir y en la que se dedicó a
ovacionar la actuación de nuestro actual gobierno.
En
suma que, en mi opinión, se les empieza a ver “el pelo de la dehesa”.
A
él: “Por acción”
Y
a “su santa”: Por omisión, ya que no se le ha oído puntualización alguna.
Como
digo este muchacho empieza a “apuntar maneras”
Quizá
sea mejor así para que los bobos como yo no andemos tan confundidos.
Saludos
y buen fin de semana.
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