Quienes me conocen, saben de mi escasa devoción por
la persona y los gobiernos del Generalísimo Franco (¡franco, franco, franco!),
no tanto por tratarse de un dictador y una dictadura (en mi niñez ya era más o
menos una dicta-blanda), como por la “cutrez” generalizada a la que dichos
gobiernos, con su generalísimo al frente, tenían sometido el país y a sus
paisanos.
Hecha esta precisión tengo que decir que en aquellos
penosos años, a ninguna empresa o empresario se le hubiera ocurrido publicitar
que pensaba subir el precio de los billetes ya vendidos como ha anunciado, sin
sonrojo y sin que hasta esta hora hayan enchironado al responsable del anuncio,
la empresa Vueling.
O
este otro asunto:
O,
mejor aún, esto otro:
Con
el Caudillo, ningún juez se hubiera atrevido a denunciar a otro.
Pero
si se hubiera dado el caso, hubiera tardado menos el motorista en hacer llegar
la carta de “cese” al Sr. Ministro, que el diario “Pueblo” en publicar la
noticia.
Había
un poquito más de seriedad que ahora en que este sufrido país parece el patio
de Monipodio, donde todo se “negocia” y todo se “trueca”.
Desde
una salida honrosa para un banquero ladrón (no pienso decir a cuáles de ellos
me refiero), hasta una condena a un juez por no estarse callado y meter el
hocico donde no debe.
A
algunos, como es mi caso, el “asunto” empieza a no hacernos gracia.
Me
gustaría un poquito más de seriedad.
Sobre
todo porque algunas personas no lo están pasando del todo bien.
Saludos.
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