25/3/12

¿Cambio de tercio?

A punto de concluir los recuentos de las elecciones andaluzas y asturianas, me tranquiliza saber que los ciudadanos de izquierda no han caído en la trampa moral de pensar que “esto no tiene remedio” y que todos los políticos (y las Políticas) son iguales.
Me alegra pensar que el posible desencanto de los militantes del PSOE, que su posible disgusto por el feo asunto de los ERES, no se ha traducido en quedarse en casa o votar a la derecha.
Esto abre una ventana de oportunidad para empezar a construir, desde la Izquierda, con hechos, y con el poder que otorga el gobierno de la Comunidad Autónoma mas numerosa de este país, un discurso político alternativo a la basura ideológica que se nos viene suministrando a todos los ciudadanos europeos.
Ahora sólo falta que impere el sentido común.
Que PSOE e IU se dejen de personalismos y zancadillas mutuas y se pongan de acuerdo en lo esencial que es pararle los pies, con leyes, discursos y hechos concretos al discurso neoliberal que hasta hoy viene campando a sus anchas en todo el solar europeo.
Habrá que ser radical en la defensa de los principios y evitar la intransigencia o el navajeo en todo lo demás.
Hace apenas 24 horas escribí:
Pero si, contra todo pronóstico, las izquierdas, adocenadas y adormecidas unas y levantiscas y algo autistas las otras, consiguen ponerse de acuerdo para, por un lado, frenar lo que no quieren y, por otro, exigir lo mínimo de lo que ambas quieren, entonces, los ilusos y sentimentales como yo estaremos de enhorabuena.
Y pensaremos que, para toda Europa, ha sonado la hora de la Razón sobre el Poder.
A estas horas el rumbo de la nave ya no depende de la habilidad del piloto, sino sólo de la voluntad de los remeros de babor.
Bueno, pues parece que los remeros de babor han dado la talla.
Ahora sólo falta que el piloto y la oficialidad sepan aproar la nave.
Confío en que el próximo jueves día 29, seremos capaces de mandarles a los mercados y sus capataces un nuevo mensaje para que sepan que no nos resignamos y que recuperaremos los derechos, la dignidad y la ilusión que nos están robando.
Incluyo una carta que me mandan para el que quiera hacerla llegar en mano a sus tenderos de confianza; el del bar, el panadero, el del estanco, cualquiera al que veamos a menudo y nos conozca.
La carta es amable y dice grandes verdades. 
Probablemente no servirá para que ninguna de estas personas cierre ese día su “negocio”, pero estoy seguro de que a todos aquellos que sepan leer les servirá de motivo de reflexión, porque todos ellos estarán comprobando en sus propias carnes que su “negocio” es cada vez menos negocio y depende, no tanto de mi buen humor o afinidad política, sino fundamentalmente, de mis ingresos.
Saludos.


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