5/1/12

Reflexiones en un centro comercial

Cada día nos despertamos con peores noticias: el paro sigue subiendo, augurios funestos para el nuevo año que acaba de empezar, anuncios de nuevos recortes, subidas de impuestos, etc, etc, etc...

Pero sin embargo, no recuerdo unas navidades en las que no haya percibido un consumismo más desaforado que estas que están apunto de terminar. Ayer tuve la ocasión (¿obligación?) de ir a un centro comercial. Y averigüé dónde está todo el mundo que no está por las calles... ¡están ahí! Auténticas riadas de personas cargadas de bolsas hasta los topes, buscando el último tablet, el último móvil, el último modelo de televisión, la colonia que anuncia un futbolista famoso, el juguete que el niño ha visto en televisión y quiere desesperadamente... Pensé que debe ser cierto que realmente el mundo se va a terminar este año (la famosa profecía maya) y hay que consumir sin parar durante el poco tiempo que nos queda...

Según todos los 'expertos' estamos en una de las crisis del capitalismo más graves desde la de 1929, incluso los hay que van más allá y dicen que la crisis no es cíclica, sino sistémica, es decir, que este sistema está tocado de muerte, que no es sostenible y está dando sus últimos coletazos.

Pero es que no hay que ser un erudito o profesor de Economía en Harvard para darse cuenta de esto: con darse una vuelta por uno de estos centros comerciales es suficiente. ¿Cómo puede ser sostenible que haya miles de personas comprando sin parar productos fabricados en el otro lado del mundo, traídos desde miles de kilómetros en barcos enormes movidos con un petróleo cada día más escaso y caro? Cosas que durarán el tiempo justo para volver a consumir, o que 'estarán' obsoletas en meses, por supuesto para 'obligarnos' a volver a comprar el siguiente modelo... Y encima muchas veces fabricadas en condiciones de semi-esclavitud en países del tercer mundo... Lo más incoherente del asunto es que seguramente la mayoría de esas compras no responden a una necesidad real, simplemente los compraremos porque vivimos hipnotizados bajo el bombardeo constante de los maestros del marketing y la publicidad, que nos hacen creer desde niños que realmente necesitamos esa colonia, ese móvil, ese ordenador...

Si algo bueno tiene la crisis, es que deberíamos darnos cuenta de lo que realmente importa, que este sistema basado en el bucle consumir-desechar-consumir no lleva a ninguna parte, salvo a destruir el planeta y ser cada día más como máquinas... Pero parece que  es justamente al revés.

Sólo es una reflexión que me vino a la cabeza, en medio de la vorágine navideña.

Un saludo a todos y feliz año, aunque intenten fastidiarlo

1 comentario:

PGG dijo...

Gran verdad lo que cuentas, amigo DAP.

Meditemos, hermanos, y revisemos nuestos hábitos.

Seguro que podemos pasarlo "mejor" con mucho "menos".