7/11/11

Golpe de Estado (económico) en Grecia

Me lo he pensado mucho antes de titular este texto ya que, por un lado, vengo criticando desde hace bastante tiempo la “banalización del lenguaje” y, por otro, desprecio el “amarillismo” que diariamente colorea las portadas de muchos (demasiados) de nuestros periódicos nacionales que, con tal de “vender” ejemplares, o  “encabronar” a los lectores, nos bombardean con titulares similares.
Afortunadamente, un servidor no tiene nada que “vender”.
Si he decidido utilizar esas palabras es porque, después de darle muchas vueltas, estoy convencido de que a lo que hemos asistido este pasado fin de semana ha sido a una nueva forma de “Golpe de Estado” que ha conseguido “derribar” a un gobierno legítimamente constituido que, con mejor o peor acierto, ante la falta de apoyo del Parlamento y la necesidad de comprometer el bienestar y el futuro de sus ciudadanos, simplemente pretendía someter a consulta la adopción de unas medidas que, ni estaban previamente en su programa de gobierno, ni se podían considerar de “trámite ordinario”.
Bien: pues algo tan razonable como eso ha sido suficiente para “apearlo” del gobierno.
El asunto, se mire por donde se mire, es muy grave porque, donde decimos Grecia, podemos poner el nombre de cualquier otra nación, empezando por la nuestra.
Pero mucho más grave aún es que el Golpe de Estado (insisto en llamarlo así) no lo hayan dado los mercados cerrando el grifo del dinero al país “respondón”, lo cual hubiera tenido su lógica (dentro de la perversión que supone admitir tal cosa), sino que han sido los “democráticos” gobernantes de la “democrática” vieja Europa los que han “depuesto” al presidente de gobierno “descarriado” que había tenido la “osadía” de pretender “celebrar una consulta”.

Salvando las distancias ha sido igual que en 1992 cuando Europa aplaudió un golpe de estado (sangriento) en Argelia porque las “urnas” habían dado la mayoría absoluta al Frente islámico de Salvación, o más recientemente en 2006, no reconociendo a Hamás pese a haber ganado, también por mayoría absoluta, las elecciones en Palestina.
La única diferencia es que, de momento, en Grecia aún no ha habido sangre, aunque a los griegos les esperan mucho sudor y lágrimas.
Siento vergüenza de ser europeo y empiezo a pensar si no estaríamos mejor fuera que dentro de un “sistema” que no puede permitirse que los ciudadanos opinen sobre los asuntos que “les afectan”.
Y todo ¿para qué?.
Simplemente para salvar la cara (y el bolsillo) de una cuadrilla de ladrones y el “poder” de una pandilla de gobernantes mediocres, cómplices o extravagantes, cuando no directamente mafiosos.
Y me duele mucho más aún que el presidente de mi país se haya sumado al linchamiento. No tanto porque, previsiblemente, seremos “los siguientes”, sino simplemente por dignidad nacional y respeto a la de nuestros vecinos.
De seguir así, antes o después, tendremos “trapos que lavar”
Pido perdón a los griegos, que no me van a leer, por el desprecio que mis “gobernantes” han mostrado hacia su “libre albedrío” y les animo a seguir manteniendo la frente lo más alta que puedan.
Alguien tendrá que decir ¡Basta! algún día.    
Y aunque a muchos nos sobran las razones, para otros es cuestión de mera supervivencia.
Saludos.

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