En medio del “huracán” de los mercados
con el que, (sospecho que deliberadamente), están aterrorizando a la ciudadanía,
sufre uno el desánimo de ver como personas habitualmente sensatas, razonablemente
informadas y casi siempre lúcidas y autocríticas para interpretar lo que
realmente ocurre a partir de “lo que les cuentan”, empiezan a recitar como
sonámbulas los mantras más manidos del “libre mercado”.
Y, también, se suman a la
descalificación general de todo bicho viviente con lindezas tales como que “todos
los funcionarios son unos vagos” o, peor aún, “los políticos son unos corruptos
y unos inútiles” y “todos los partidos políticos son iguales”.
Por eso, agradezco que me hayan
mandado este “texto íntegro” de la intervención del Diputado D. Gaspar
Llamazares Trigo ante el pleno del Congreso del que, después de leído, digo lo que mi amigo Salvador (que me lo ha
enviado):
Si se pudieran añadir firmas, la mía iría.
Transcribo literalmente el texto para
atestiguar que no todos los políticos son unos incompetentes, ni unos “golfos”,
ni, tampoco, todos los partidos son iguales.
A mí, diputados como el Sr Llamazares
y los que el viernes votaron en contra de semejante “atraco”, me representan,
y muy dignamente, por cierto.
Señorías, agradezco la generosidad del Grupo Parlamentario
Catalán (CiU) de la misma manera que afeo la falta de generosidad de los dos
grupos parlamentarios proponentes. Hablo en nombre de un grupo parlamentario y
hablo en nombre de una fuerza política dentro de la cual participa uno de los
ponentes constitucionales, el Partido Comunista de España, al que ni siquiera
se le ha dado el trámite de audiencia. No se nos ha llamado ni se nos ha tenido
en cuenta; se nos ha ninguneado. Esa es una cuestión que quizá tiene que ver
con la ruptura del consenso constitucional. Es una cuestión muy importante que
hoy se ve de manera plástica en esta Cámara.
Si la Constitución tenía un determinado volumen de apoyos desde
el punto de vista de la pluralidad política y territorial del país, su reforma
constitucional rompe desde ese mismo punto de vista el consenso constitucional.
¿Por qué, señorías? Porque se trata de un golpe a la Constitución, porque es un
forma moderna del ‘caballo de Pavía’. Es una forma moderna de abrir un periodo
de restauración y de involución democrática en nuestro país. Este golpe a la
Constitución supone algo muy importante y por eso digo que no es una reforma
parcial, que es una reforma total de la Constitución.
Ustedes sustituyen una querencia del Grupo Parlamentario
Popular, que es la soberanía de la Nación española, y otra -con la que podemos
estar más de acuerdo-, que es la soberanía de los ciudadanos por la soberanía
de los mercados. Es decir, el constituyente a partir de esta reforma son los
mercados y la especulación financiera. Es toda una degradación de nuestra
Constitución, que termina siendo un balance de pérdidas y ganancias que juega
en Bolsa. Esa es la realidad cuando se habla de confianza y de las empresas de rating
en relación con esta reforma constitucional.
Además, señorías, lo hacen ustedes de una forma inaceptable.
Como parlamentario me rebelo ante una iniciativa que me ningunea, ante una
iniciativa que prescinde de mi autonomía política y que prescinde además de mi
derecho de participación política. Vulneran ustedes también un principio
fundamental de la Constitución: el derecho de participación y representación
política de los parlamentarios.
Una reforma constitucional, señorías, no se puede presentar en
agosto con ‘agosticidad’ y alevosía. Una reforma constitucional no se puede
tramitar en 48 horas. Una reforma constitucional no puede hacerse mediante el
trámite de lectura única. Si hay algo esencialmente parlamentario es la
enmienda, la negociación, el acuerdo, la transacción y, finalmente, la
votación. Ustedes nos hurtan buena parte de nuestra libertad y buena parte de
nuestra representación parlamentaria. Si no lo veo, no lo creo. Me parece un
desvarío -desvarío veraniego, pero desvarío- que los que otrora hablaban de la
sagrada Constitución ahora, en horas veinticuatro, pasen de la Constitución
sacralizada a la Constitución balance de pérdidas y ganancias. Señorías, es de
todo punto inaceptable.
Además, lo hacen por unas razones que en nuestra opinión no se
sostienen. Señorías, hablan ustedes del rigor presupuestario, hablan del
equilibrio y de la estabilidad. Da la impresión de que hemos estado en una
fiesta y ahora hay que hacer penitencia; podríamos denominarlo el ‘calvinismo
constitucional’. Pues bien, señorías, la buena parte o la mayoría de la
ciudadanía española no ha participado en su fiesta, no la llamen ustedes a la
penitencia. Porque no es verdad, señorías, que esta reforma constitucional
busque el equilibrio, busca el desequilibrio, busca imponer de todas formas la
opulencia y el despilfarro privado, que son los dos tercios de la deuda de este
país, e imponer la austeridad pública, la restricción a la iniciativa pública.
Si aplicáramos el compromiso que ustedes tienen en forma de ley
del 0,4 por ciento del déficit, ¿saben ustedes cuántos años cumpliría ese
compromiso la OCDE en los 20 últimos años? Ni un solo año, ni uno, señorías.
¿Saben cuántas veces cumpliría ese compromiso la Unión Europea? Ni un solo año
cumpliría ese compromiso del 0,4 de déficit estructural. ¿Y saben -digamos-
nuestro mandato franco-alemán cuánto cumpliría ese compromiso? Prácticamente
nada. En los últimos 20 años Francia no ha cumplido ni un solo año con ese
criterio de déficit y Alemania un solo año de 20. ¿Saben lo que significa eso?
Que para hacer políticas públicas, para remontar las crisis económicas es
fundamental el margen de maniobra que ustedes hoy le niegan al poder público.
Por lo tanto, no se trata de rigor, no es verdad, y tampoco se
trata de estabilidad, se trata fundamentalmente de recortes sociales, se trata
de privatizaciones y se trata de recesión económica. Eso es lo que ustedes
están entronizando en el día de hoy, el fracaso del ajuste frente a la crisis,
eso es lo que convierten ustedes en principio constitucional. No es verdad,
pues, buena parte de su razonamiento sobre esta reforma constitucional.
Señorías, esta reforma constitucional no es una reforma parcial,
afecta al Título preliminar, a la soberanía del pueblo español; afecta al
Estado democrático y social, afecta también al Título I, afecta a los derechos
sociales. Por lo tanto, se trata de una reforma dura y, como tal, hay que
tratarla: hay que acordarla, hay que disolver la Cámara y hay que convocar
referéndum. Es decir, no se trata del artículo 167 que ustedes graciosamente
aplican -graciosamente digo- ignorando la participación de la ciudadanía, no,
se trata del artículo 168 cuando se modifican aspectos esenciales y nodales de
la Constitución española. Por lo tanto, señorías, el referéndum es ineludible.
En el espíritu y en la letra de la Constitución el referéndum
está fundamentalmente en torno a las reformas globales, pero también en
cualquier reforma parcial. Cuando el constituyente estableció el 10 por ciento
de diputados y senadores lo que quería decir es que el referéndum es un
mecanismo necesario de apelar a la voluntad popular en relación con la reforma
constitucional.
Señorías, golpe a la Constitución, secuestro de la voluntad
popular, negación de la iniciativa parlamentaria y, por qué no decirlo, de la
autonomía de la política y de la autonomía financiera de las comunidades
autónomas.
Termino, señorías, planteando que se rebelen. Señorías, para lo
que nos queda en el convento podríamos hacer un acto de dignidad: decir que de
esta manera, no; de esta forma, sin participación popular, no; de esta forma,
al margen de la participación y la intervención parlamentaria, no; de esta
manera también, en que desde fuera y desde los mercados nos imponen una nueva
soberanía en la Constitución, tampoco. Por eso les pido que se rebelen
retirando esta iniciativa, convocando elecciones y permitiendo que opine la
ciudadanía; es la forma más fácil de permitir el debate público.
Si lo mantienen, les pido que sometan esta iniciativa a
referéndum porque la naturaleza de la misma obliga, pero también porque la
sensibilidad democrática debería conllevar el referéndum. En todo caso, les
pido que permitan las enmiendas, el trámite en Comisión, que permitan la
actividad de los parlamentarios, que nos reconozcan como dignos parlamentarios
y no como un rebaño de ovejas. No lo somos ni lo vamos a tolerar.
Señorías, termino con una referencia a ‘El mercader de Venecia’
de Shakespeare. El mercader de Venecia se salva finalmente por el amor y por la
política, porque la ciudad se pone del lado del amor y de la política. Ustedes
se están poniendo del lado de la usura. Señorías, ese no es el papel de la
ciudad, ese no es el papel de la democracia.
Muchas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario