Amanecen
hoy los diarios con la noticia de que usted, el Secretario General de un
Partido que afirma ser Socialista, Obrero y Español, pretende poner en bandeja
a la derecha económica una baza que, aunque la vienen reclamando desde hace
años, no esperaban obtener ni en sus mejores sueños.
O
sea: que los Estados, que representan a la ciudadanía, que tienen capacidad de
fabricar dinero (individualmente como EEUU, o en conjunto como la UEM), que
tienen capacidad normativa para crear modificar o suprimir impuestos, que, en
suma, por ser teóricamente representantes de la voluntad popular, debieran
tener “la sartén por el mango”, según su propuesta a la que ya se adhieren
jubilosamente el Partido Popular y “Conveniencia” y Unió, no podrán a partir de
ahora incurrir en déficit presupuestario.
Y
todo ello, según usted y quienes le teledirigen, para garantizar la solvencia
del “sistema económico”.
Sin
embargo, los bancos, las aseguradoras, los fondos de inversión y determinados
particulares pueden perfectamente realizar “apuestas” (inversiones lo llaman), contraer
deudas, y compromisos de pago o reembolso por importes diez, cien, o tal vez
quinientas, veces superiores al capital que les respalda sin que a nadie se le
descoloque el “flequillo”.
Y
eso que dichas instituciones, teóricamente, no tienen capacidad de imprimir
dinero ni exigir impuestos y, se supone, deben garantizar los dineros que los
ciudadanos (inversores los llaman, aunque a mí, personalmente y salvo los que
manejan el “cotarro” me parecen “pardillos”) han puesto en sus manos.
Y,
después de la última que montaron hace ya tres años, a nadie se le ocurre atar
corto y poner un bozal a semejante monstruo y, en cambio, a petición suya, los
Estados Soberanos renuncian a su soberanía y se cortan las manos que les
permiten gobernar.
Y
usted tan campante.
No
sólo no se opone a cualquiera que tuviera el atrevimiento de proponer dicha “pendejada”
sino que se convierte en su “adalid”
Como
por el respeto que le tengo me niego a suponer que esté usted intentando
hacerse un huequecillo para dentro de unos meses en el mundo de la empresa
privada, no me queda otro remedio que suponer que está usted enajenado, o es
simplemente bobo.
Me
inclino más bien por lo primero; el síndrome de Estocolmo parece ser que es una
fuerza irrefrenable.
Y
es especialmente lamentable en alguien que empezó con tan buen pié su andadura
y que llegó a admirarnos incluso a quienes no le votamos.
Lo
grave es que su enajenación (o lo que quiera que sea) no la pagará usted sino
el resto de la ciudadanía (incluido yo mismo) y habrá dejado atado de pies y
manos al Estado Español.
Confío
en que dicho dislate y tropelía no llegue a materializarse.
De
momento sugiero a todos los posibles votantes de su partido, y a quienes
tuvieran intención de votarles el 20 de noviembre, que le envíen, por los
medios que se les ocurra, una claro mensaje al Sr. Rubalcaba advirtiéndole de
la retirada se su apoyo en el caso de que el partido político cuyas siglas
usted representa consume este disparate sin proponer una consulta popular al
respecto.
No
soy quien para dar consejos; pero así, a bote pronto, vistas las ocurrencias con las que nos sale, tengo la sensación de
que si se queda quietecito estos últimos días (tres meses pasan pronto) tendrá
menos riesgo de hacerse daño (y a nosotros también).
Dicho
sea con todos los respetos.
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