Perdón por el humo
del incienso.
Pero lo cierto es que D. Luis García Montero, no desperdicia ocasión de
ir al fondo de la cuestión, tanto cuando opina de “lo de aquí” como cuando,
como es el caso que traigo a colación, se refiere a “lo de allí”.
Me pasa un poco lo que a él. Me produce un cierto rubor el hacer
propuestas que, a los ojos de mis más cercanos se consideran como producto de
la más absoluta ingenuidad, cuando no fruto de un estado de intoxicación
etílica.
Y. además, en este caso, también el volver a alabar al mismo personaje de la
semana pasada “Más lucidez no cabe (y eso que es poeta)”.
Pero, “al
césar, lo que es del césar”; una vez más suscribo íntegramente el contenido de
su artículo y pienso que debiera servirnos para hacer un cierto “examen de
conciencia” en lo tocante a la pereza mental y el ¡justicia pero no por mi
casa, señor alcalde! que se esconden tras nuestro aparente “pragmatismo” y que
quizá no signifiquen otra cosa que la voluntad, consciente o inconsciente, de
descargar nuestra mala conciencia en las decisiones que otros toman en nuestro
nombre, mientras vivimos a costa de la miseria, la dignidad y el dolor ajenos,
confortablemente (cada vez menos, por cierto) en nuestro "primer mundo".
“Como los curas
con Franco”, que diría un amigo mío.
Una vez
más, desde mi modesto punto de vista, vale la pena dedicarle tres minutos al
artículo en cuestión.
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