4/9/13

Los cadáveres terminarán por salir del armario



Desde finales de agosto prácticamente no pasa un día sin tener noticia de algún nuevo despropósito (o infamia) achacable a la “externalización” de la sanidad  pública.
El último, de hace un par de días (aunque no conservo el enlace), fue la noticia de que a una paciente  (de 51 años) trasplantada de corazón hace un par de años, se le deniegan tanto los medicamentos inmunosupresores, como las revisiones médicas (despropósito: después de haberle operado) por haber perdido el derecho a la tarjeta sanitaria (infamia: por estar jugando con la vida de una persona).
Pero no es a eso a lo que voy a referirme, sino a la mugre que empieza a aflorar (la mierda, en general, flota) alrededor de algunas de las concesionarias de la asistencia sanitaria.

Sin que nadie de la administración “se despeine” ya parece haberse asumido que los actuales adjudicatarios de la asistencia sanitaria de los seis hospitales, no sólo no tienen vocación de permanencia alguna, sino sobre todo, que dichas concesiones para ellos no son otra cosa que “activos” económicos listos para venderse al mejor postor o para catapultar su propio negocio sanitario por la doble vía de largarle al sector público los pacientes “no rentables” y de paso también los costes asistenciales (y de infraestructura) de sus pacientes “privados” .
Y así ya van asomando la patita: Ribera Salud (Infanta Leonor-Vallecas y Sureste-Arganda) con su declarada  intención de “traspasar el negocio”  y Sanitas (Henares-Coslada) con su interés por atender a sus propios pacientes (de pago) en el mismo hospital que (para atender a los pacientes públicos) le ha adjudicado la Consejería.
Todo ello bastante turbio e impresentable y de lo que habrá que hablar más en profundidad.
Pero la noticia a la que hoy me refiero es la presumible insolvencia económica de ese tour-operator sanitario llamado HIMA San Pablo, cuyas vergüenzas empresariales, e indicios de aparente debilidad financiera (de otras patentes insolvencias no voy a opinar ahora) parecen ser públicas y notorias desde, al menos, el año 2011, sin que ello haya sido obstáculo para que nuestra Consejería de Sanidad haya puesto en sus manos la salud de más de medio millón de ciudadanos.
Incluso leídas por separado las dos informaciones ya huelen lo suficientemente mal como para que una administración pública hubiera desechado dicha oferta.
Pero es que, leídas “de corrido”, la impresión que se saca es la de que, además de arrastrar un historial de notable incapacidad financiera e incumplimiento de sus obligaciones contractuales, dicha empresa podría estar sirviendo de tapadera a otros negocios (y “negociantes”) distintos de los que declara.

Confío en que, como dice el título, los cadáveres de la Consejería terminarán por salir de los armarios y en algún momento podremos saber quiénes son los verdaderos adjudicatarios de dos de los hospitales más “golosos” (por número de cartillas, demografía previsible y ubicación geográfica) como son el del Norte (Infanta Sofía en San Sebastián de los Reyes 296.393 cartillas) y los del Sur (Sur-Alcorcón y Tajo-Aranjuez, 228.052 cartillas)

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